Cremación y religión católica: ¿está permitida?

La relación entre la cremación y la religión católica ha sido durante mucho tiempo objeto de malentendidos e incomprensiones. He aquí lo que se puede y lo que no se puede hacer cuando se decide incinerar el cuerpo de un ser querido fallecido

Hoy hablamos de cremación y religión católica. A medida que se acerca el día de la Conmemoración de los difuntos, se convierte en una prioridad para los cristianos reflexionar sobre muchos aspectos de la Fe y la espiritualidad católica. La relación entre cremación e Iglesia es uno de esos aspectos que no está totalmente claro para muchos. En este periodo dedicado al recogimiento y la meditación, así como a la oración en sufragio por las almas de los que ya no están con nosotros, no en la forma a la que estábamos acostumbrados, es normal detenerse en realidades profundas, prácticas y símbolos que pertenecen a nuestra vida cotidiana, hasta el punto de que a menudo dejamos de preguntarnos por su origen, por qué son tan importantes para nosotros.

Significado de la Cruz antes del Cristianismo

Uno de los ejemplos más evidentes es la Cruz, símbolo cristiano por excelencia, pero mucho más antiguo que el origen del Cristianismo, que ciertamente no fue la primera religión en utilizarla. Ya se utilizaba en la Edad de Piedra, obviamente con una valencia completamente distinta, y muchas religiones precristianas le otorgaban significados solemnes siglos antes de que se asociara a la muerte de Jesús. Además, la facilidad con que puede reproducirse nos da una idea de por qué es uno de los símbolos más antiguos de la humanidad.

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En la mitología vikinga, Odín estaba simbolizado por una cruz encerrada en un círculo, que aún hoy se conoce como cruz celta, mientras que para los egipcios una cruz con un círculo en la parte superior, el anj, era símbolo de vida y fertilidad. Pero la cruz precristiana también se utilizaba como símbolo religioso y ornamento en Siria, Grecia, India, África y México. Si bien hoy la Cruz es considerada por los cristianos católicos como un símbolo del Amor de Dios, en su recuerdo de la muerte de Jesús, que se inmoló por todos nosotros, en la antigüedad no era apreciada por los propios cristianos, porque se consideraba un símbolo de culpa, asociado únicamente a la idea de suplicio. Luego, lentamente, empezó a utilizarse con el significado que le atribuimos hoy.

Cremación y Catolicismo

En cuanto a la cremación, es decir, la práctica de reducir a cenizas los cuerpos de los difuntos, ¿cómo se expresa la Iglesia? Pues bien, la cremación está permitida por la Iglesia católica. Esto debe aclararse, porque en el pasado ha habido periodos de abierta condena. En realidad, nunca se condenó la práctica de la cremación en sí misma. Aunque en occidente siempre se ha preferido el entierro, en muchos periodos de la historia de la humanidad no quedaba otra opción que quemar los cadáveres, sobre todo en caso de situaciones críticas desde el punto de vista higiénico sanitario, como epidemias o guerras. Esta eventualidad no cuestionaba de ningún modo el derecho de las almas a obtener la inmortalidad.

Sin embargo, es cierto que en muchos casos la cremación era una práctica vinculada al paganismo y a quienes negaban la vida después de la muerte y la Resurrección. En el Siglo de las Luces, el ateísmo imperante hizo de la cremación uno de sus baluartes, una forma de ridiculizar a los creyentes y a la religión, y por esta razón la Iglesia tuvo que condenar durante un tiempo la práctica de la cremación, por lo que había llegado a simbolizar para los enemigos del Cristianismo. Ésta sólo fue rehabilitada por la Santa Sede en 1963, con el documento Piam et Constantem, y desde entonces se considera una forma de atención a los difuntos tan respetuosa como el entierro. Cuando al final de los tiempos todos los creyentes resuciten, no habrá diferencia si de ellos habrá quedado polvo o más bien cenizas, siempre y cuando se hayan dormido en la luz y el amor de Dios.

Cómo conservar las cenizas de los difuntos

Y después de la cremación, ¿qué se puede hacer con las cenizas? Si bien hemos visto que la Iglesia permite la cremación, la misma mantiene una actitud diferente respecto a la cremación y la dispersión de las cenizas. La Congregación para la Doctrina de la Fe acepta la cremación, pero prohíbe esparcir las cenizas del difunto en el aire, el agua o la tierra, así como guardar las cenizas funerarias en el hogar. La instrucción Ad resurgendum cum Christo, que fue aprobada por el Papa Francisco en 2016 y actualizó la anterior Piam et Constantem confirma que “la cremación no está prohibida, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana”, sin embargo, siempre que “las cenizas del difunto, por regla general, se conserven en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente”. Además, la sepultura se considera siempre la práctica preferente, a menos que “razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación”.

Por tanto, mientras que las leyes civiles permiten que las cenizas funerarias de los seres queridos fallecidos se conserven en casa después de la incineración, o que se coloquen en objetos conmemorativos (joyas, esculturas), o incluso que se dispersen de acuerdo con las normas higiénico-sanitarias establecidas por el Ayuntamiento, para la Iglesia la conservación de las cenizas que vaya más allá de las normas impuestas prevé el legítimo rechazo de las Exequias.

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Entierro o cremación: ¿qué dice la Biblia?

Ya hemos visto, pues, la posición de la Iglesia católica y la cremación. Pero ¿qué dice la Biblia al respecto? Desde el punto de vista de la Biblia, el Antiguo Testamento no condena la cremación, ni da ninguna indicación en contra o a favor de esta práctica. Los judíos enterraban a sus muertos en tumbas y cuevas, pero la Biblia nunca menciona la sepultura como la única forma permitida de disponer de un cadáver.