Aunque la Iglesia sólo aprueba el culto a los tres Arcángeles mencionados en las Sagradas Escrituras, Miguel, Gabriel y Rafael, hay siete Arcángeles que han atravesado la historia de la humanidad. He aquí cuáles son
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Ya hemos dedicado un artículo a los tres Arcángeles reconocidos por la Iglesia Católica. Se trata de Miguel («¿quién como Dios?»), Gabriel («fortaleza de Dios») y Rafael («medicina de Dios»), es decir, los tres Arcángeles mencionados en las Sagradas Escrituras. Pero, en realidad, si nos detenemos en textos más antiguos, como el Libro de Enoc, un texto apócrifo atribuido al patriarca antediluviano Enoc, bisabuelo de Noé según el Génesis, pero nunca reconocido en los cánones bíblicos judíos o cristianos, encontramos hasta siete Arcángeles nombrados: Uriel, Rafael, Raguel, Miguel, Sariel, Fanuel y Gabriel.
Arcángeles: ¿quiénes son y cuál es su función?
La Iglesia Católica reconoce la existencia de solo tres Arcángeles, los tres mencionados en las Escrituras: Miguel…
En el Libro de Tobías, contenido en la Biblia católica, pero no en la hebrea, hay siete cabezas de los Ángeles siempre admitidos en la presencia de Dios, parte integrante de Su voluntad. Juan en el Apocalipsis también habla de siete espíritus que están siempre ante su trono: «Juan, a las siete iglesias que están en Asia: gracia a ustedes y paz de parte del que es y que era y que ha de venir, y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono» (Apocalipsis, 1,4). El Seudo Dionisio Areopagita, teólogo y filósofo, autor de escritos místicos cercanos al neoplatonismo, menciona además de los habituales Miguel, Gabriel y Rafael, también a Camael, Jofiel y Zadkiel.
El número siete no es casual. En todas las culturas del pasado, en particular en la cultura judaica, y antes en las civilizaciones mesopotámicas, el siete indicaba plenitud, perfección. Lo encontramos a menudo, así como otros números especiales: siete son los pecados capitales y siete las virtudes teologales para los cristianos, pero siete son también los brazos del candelabro judío Menorá, siete los atributos fundamentales de Alá y siete los cielos creados por Dios según el Corán, y así sucesivamente.
La Menorá: historia y significado del candelabro judío
La Menorá es uno de los principales símbolos del mundo judío. De hecho, es una lámpara de aceite de 7 brazos…
Para el Cristianismo, el siete es el número divino por excelencia: Dios descansó tras siete días de Creación, siete son los sacramentos, siete los dones del Espíritu Santo, siete los dolores de María, siete los Sellos rotos, siete las trompetas tocadas por siete Ángeles, siete los Portentos y siete las Copas de la ira de Dios.
Y así tenemos siete Arcángeles, que según la antigua angelología hebrea se sientan ante el trono de Dios listos para cumplir sus órdenes e intervenir en los asuntos humanos.
Entonces, ¿por qué los católicos sólo veneran a los 3 Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael?
Cuántos son los Arcángeles según la iglesia católica
Partamos del supuesto de que la Iglesia católica moderna ha abolido el culto a los Ángeles que no se mencionan directamente en las Sagradas Escrituras. Por lo tanto, los únicos Arcángeles reconocidos actualmente son tres: Miguel, Gabriel y Rafael.
Pero ¿quiénes son los Arcángeles? Recordemos que, según la Jerarquía angélica judía y posteriormente en la teología cristiana, los Arcángeles forman parte, junto con los Principados y Ángeles, de la Tercera jerarquía angélica, la más distante de Dios y la más cercana a los hombres, y por ello a menudo enviados por el Todopoderoso como mensajeros y artífices de su voluntad en el mundo.
A lo largo de los siglos, hubo una evolución de este culto, con la afirmación de vez en cuando de los Ángeles y Arcángeles (los jefes de los Ángeles, en la práctica) para ser adorados. En el siglo XII, los Arcángeles reconocidos y adorados por el Papa Gregorio I eran siete. Además de Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, estaban también Simiel, Orifiel y Zachariel.
En el siglo XVI, una serie de reformas condujeron a la compilación de una lista de siete Arcángeles reconocidos por los Católicos: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Barachiel, Jehudiel, Salathiel.
Hoy en día, los católicos sólo veneran los primeros tres. He aquí dónde se mencionan.
El Arcángel Rafael aparece en el Libro de Tobías, donde, entre otras cosas, ayuda a Tobías a curar a su padre, que se ha quedado ciego:
«Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor.» (Libro de Tobías, 12,15)
El Arcángel Miguel aparece en el Libro de Daniel reconocido en la Biblia hebrea e insertado en el Antiguo Testamento en la Biblia cristiana. El Libro habla del exilio del profeta Daniel de Babilonia y de sus visiones apocalípticas:
«En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está del lado de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia, como nunca fue desde que existen las naciones hasta entonces. Pero en aquel tiempo tu pueblo será librado, todos aquellos que se encuentren inscritos en el libro.» (Daniel, 12,1)
Y también en Daniel encontramos al Arcángel Gabriel:
«Mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: «Gabriel, enseña a este la visión». Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: «Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin».» (Daniel 8,15)
Sin embargo, San Gabriel Arcángel también se menciona en el Nuevo Testamento, más concretamente en el Evangelio de Lucas, cuando anuncia a Isabel, esposa de Zacarías, el futuro nacimiento de Juan el Bautista:
«El ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas (…)»» (Lucas, 1,19)
El cuarto Arcángel, Uriel
Un cuarto Arcángel, Uriel, cuyo nombre significa «Luz de Dios» o «Llama de Dios» en hebreo, era adorado en el pasado, pero en la época medieval, durante uno de los Concilios de Aquisgrán, se prohibió su culto. Considerado por los místicos judíos medievales como el Ángel del Domingo, de la Poética, y una de las Sefirot Sagradas, es decir, una de las emanaciones de Dios, según las antiguas tradiciones fue el Arcángel Uriel quien predijo a Noé la llegada del Diluvio Universal, y quien se aseguró de que se colocara sangre de cordero en las puertas de las casas de los egipcios para preservar a los primogénitos hebreos durante las plagas de Egipto. En otros textos antiguos se le menciona como el querubín que vigila las puertas del Edén con una espada flameante.
El Arcángel de la muerte
San Miguel Arcángel, cuyo nombre deriva del hebreo Mi-ka-El, que significa «¿quién como Dios?», es conocido en la tradición cristiana como el ángel de la muerte, el ángel psicopompo que conduce a las almas a la luz sagrada y hacia la recompensa o el castigo eternos. Tal vez esta definición proceda del Apocalipsis, donde Juan describe al Arcángel Miguel como la presencia majestuosa llamada a examinar las almas destinadas al Juicio Final. Ángel guerrero por antonomasia, fue Miguel quien dirigió las huestes celestiales en la guerra que condujo a la expulsión de los Ángeles rebeldes del Paraíso, y desde entonces sigue erigiéndose como defensor de Dios contra el Maligno.
En la tradición judía e islámica, en cambio, el papel de ángel de la muerte se confía al Arcángel Azrael, «aquel a quien Dios ayuda». Es él quien separa el alma del cuerpo y también el más astuto y sabio de los Arcángeles, según los musulmanes, hasta el punto de que en algunos relatos consigue engañar a los otros tres con su astucia.
El culto de San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel es uno de los tres arcángeles reconocidos por el Cristianismo…