La mitra de San Genaro es sólo uno de los inestimables tesoros que componen el tesoro del patrón de Nápoles, uno de los más ricos del mundo
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Hablando del tesoro de San Genaro, patrón de Nápoles, no podemos dejar de recordar la divertida película de Dino Risi con su protagonista Totó: Arreglo de cuentas en San Genaro. Una descuidada banda de ladrones intentó robar el inmenso tesoro del Santo, después de que el propio San Genaro les diera permiso – o eso querían creer -, pero tras una serie de rocambolescas aventuras, los malandrines acabaron siendo proclamados salvadores del propio tesoro por todo Nápoles. Más allá de la ficción cinematográfica y del irresistible color napolitano de la película de Risi, sigue siendo cierto, hoy como entonces, que el tesoro de San Genaro es uno de los más ricos y preciosos del mundo, y que a su alrededor han surgido innumerables historias y tradiciones a lo largo de los siglos. En particular, la Mitra de San Genaro representa un objeto único y extraordinario, un tesoro en el tesoro.
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Ciertamente, el tesoro de San Genaro conservado en el Museo del Tesoro, pero también en la Capilla del Tesoro, donde se encuentran también las preciosas ampollas con la sangre de San Genaro, presume de una colección única de más de 21.613 objetos preciosos de oro, plata, bronce y piedras preciosas, donados por reyes, reinas, emperadores al Santo y a la ciudad. Los expertos han calculado que todo el tesoro vale mucho más que el de la Reina de Inglaterra. Un tesoro digno de un rey, en definitiva, pero que no pertenece a ninguna Corona. Pertenece a Nápoles, a su pueblo que siempre ha sido devoto de San Genaro, que siempre ha vivido bajo su égida y bajo su benévola protección.
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El museo de San Genaro
El Museo del Tesoro de San Genaro se inauguró en 2003, y su entrada se encuentra junto a la Catedral de San Genaro y la Capilla del Tesoro. Alberga la mayor parte de las piezas que componen el tesoro del Santo: joyas, estatuas, tejidos, plata, donadas por hombres y mujeres ilustres, muchas realizadas por los mejores artesanos de la ciudad. El museo fue financiado por empresas privadas, fondos europeos e instituciones locales y está bajo el patrocinio de la Diputación de la Real Capilla del Tesoro. El tesoro de San Genaro también representó un momento de cambio fundamental en la artesanía napolitana. De hecho, fue después de la llegada a Nápoles del busto del santo realizado por orfebres provenzales por orden de Carlos de Anjou y donado a la ciudad en el siglo XIV, cuando los orfebres locales también fueron muy revalorizados y comenzaron a organizarse en una corporación que todavía sigue activa en el barrio de Borgo Orefici.
La Capilla del Tesoro de San Genaro
La real capilla del Tesoro de San Genaro fue erigida en la Catedral de Nápoles como exvoto por parte de toda la ciudad de Nápoles en el aniversario del traslado de los huesos de San Genaro desde Montevergine a la ciudad, en 1601. Los napolitanos suplicaron a su Santo que protegiera a Nápoles del hambre, la peste y la guerra. Fue en esta ocasión cuando los Elegidos de la ciudad, los representantes de las instituciones administrativas de la ciudad de Nápoles desde el siglo XIII hasta el XIX, nombraron a la Diputación del Tesoro de San Genaro para custodiar la Capilla del Tesoro. Los Elegidos se reunían en la iglesia de San Lorenzo Maggiore utilizando unos Asientos especiales. La Diputación se compone de 12 miembros, más el alcalde de la ciudad. Diez de los miembros proceden de los antiguos Asientos de las familias patricias, dos de los Asientos de los representantes del pueblo. Desde hace más de 500 años, la Diputación de San Genaro custodia las reliquias (el busto y las ampollas de sangre milagrosa) y el tesoro, y promueve el culto al Santo.
La primera piedra de la Capilla del Tesoro fue colocada en 1608 y las obras se finalizaron en 1647. Es un espléndido ejemplo del barroco napolitano y una de las máximas expresiones artísticas de la ciudad, a la que contribuyeron excepcionales artistas. Los frescos y las decoraciones pictóricas son obra de Domenichino y Lanfranco, máximos exponentes de la pintura barroca emiliana en Nápoles.
En virtud de varias bulas papales, la capilla no pertenece a la curia, sino a la ciudad de Nápoles, y es custodiada por cuenta de los napolitanos por la Diputación.
El valor de la mitra de San Genaro
Para hacerse una idea del inmenso valor del tesoro de San Genaro, basta pensar que sólo la Mitra se estima que vale unos 7 millones de euros. Se trata sin duda de una de las piezas principales del tesoro: totalmente recubierta de piedras preciosas y con un peso de 18 kilos, es símbolo de San Genaro y uno de los ejemplos más espléndidos de la artesanía orfebre napolitana.
Recordemos que la mitra es un tocado característico del clero católico desde el siglo V. Llevada inicialmente por el Papa durante las procesiones solemnes, fue sustituida más tarde por la tiara, símbolo de la autoridad papal, y a partir del siglo X los Obispos comenzaron a llevarla como símbolo de la santidad encarnada por ellos.
El significado de la Mitra
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La mitra de San Genaro fue realizada en 1713. El orfebre napolitano Matteo Treglia utilizó 3964 piezas entre diamantes, rubíes y esmeraldas. Necesitó un año y la ayuda de 50 colaboradores para completar esta obra maestra. La elección de las piedras preciosas que la adornan no es aleatoria. Cada tipo de piedra tiene un significado simbólico preciso, el conocimiento para las esmeraldas, la Fe para los diamantes y, por supuesto, los rubíes simbolizan la sangre de San Genaro.
Además de la mitra, entre las piezas más famosas del tesoro figuran la valiosísima cruz de esmeraldas donada por Napoleón, la hermosa estatua de plata de San Miguel Arcángel, realizada en 1691 por Giovan Domenico Vinaccia según un diseño de Lorenzo Vaccaro, que representa al arcángel derrotando a un dragón; el collar del orfebre Michele Dato que adorna el busto de San Genaro, compuesto por 13 eslabones de oro decorados con diamantes, esmeraldas, rubíes y otras piedras preciosas; la cruz donada por Carlos VII de Borbón en 1734, decorada con 13 brillantes y 13 rubíes; el cáliz donado por Fernando IV de Borbón, adornado con 586 brillantes; una custodia donada por Joaquín Murat.
Las piezas más preciosas del tesoro de San Genaro nunca pueden exponerse juntas, sino que se presentan al público por rotación. De hecho, no sería posible asegurarlas todas, dado su inestimable valor.