Los consejos del Papa Francisco para la Cuaresma

Los consejos del Papa Francisco para la Cuaresma

La Cuaresma es el tiempo litúrgico anterior a la Pascua y, en cierto sentido, permite a los fieles a prepararse para sus celebraciones. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo, y se caracteriza por el ayuno y la penitencia, la oración y la caridad, en un camino de purificación del cuerpo y del alma.

Pero ¿cuál es la mejor manera de enfrentar con la Cuaresma? Con demasiada frecuencia, en el frenesí de la vida moderna, distraídos por infinitos problemas y compromisos, tendemos a olvidar cual es el verdadero espíritu de este periodo, que recuerda y simboliza un momento importante en la vida de Jesús, o es decir los cuarenta días de permanencia en el desierto antes de comenzar su predicación.

Papa Francisco hace unos años, en uno de sus discursos, enumeró una serie de valiosos consejos para vivir la Cuaresma, que siguen siendo hoy y siempre válidos y actuales. 10 perlas de sabiduría y amor que tener en cuenta, en este período más que nunca.

Queremos recordarlos con vosotros:

  1. Deshazte de los hábitos perezosos del mal

“La Cuaresma es una temporada “poderosa”, un punto de inflexión que puede fortalecer el cambio y la conversión en todos nosotros. Nos puede cambiar para mejor. Nos ayuda a dejar atrás los malos hábitos que crean dependencia del mal”.

  1. Haz algo que cause sufrimiento

“La Cuaresma es un momento excelente para la negación de sí mismo: tenemos que entender lo que es mejor renunciar, para enriquecernos y enriquecer a los demás de nuestra pobreza. No olvidemonos que la verdadera pobreza hace sufrir. Ninguna negación de sí mismo es verdadera si carece de esta dimensión de pena. No creo en una caridad que no cuesta nada y no hace daño”.

  1. No ser indiferente

“La indiferencia hacia los demás y hacia Dios es también una fuerte tentación para nosotros los cristianos. Cada año, durante la Cuaresma, tenemos que escuchar una vez más las palabras de los profetas, que claman a nuestra conciencia y la ponen en dificultades. Dios no es indiferente a este mundo. Él nos ama y nos envió a su hijo para nuestra salvación”.

  1. Reza y di: «¡Haz nuestros corazones como el tuyo!»

“Durante la Cuaresma, debemos pedir al Señor:“Fac cor nostrum secundum cor tuum”, es decir Haz nuestros corazones como el tuyo (Letanía del Sagrado Corazón de Jesús). De esta manera obtenemos un corazón firme y compasivo, cuidando y generoso, un corazón abierto, que no es indiferente y no es víctima de la globalización de la indiferencia”.

  1. Toma parte en los sacramentos

“La Cuaresma sirve para recibir los sacramentos de Cristo. Cada vez, tenemos que escuchar la palabra del Señor y recibir sus bendiciones. Debemos dedicarnos, sobre todo, a la Eucaristía. Y luego nos convertiremos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo”.

  1. Reza (bis)

“A la vista de todas las heridas que nos aquejan y sobrecargan nuestros corazones, estamos llamados a sumergirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor de Dios, para degustar el sabor de su ternura. La Cuaresma es un tiempo de oración, de oración intensa, más prolongada, más asidua, más atenta a las necesidades de los hermanos, más dedicada a los santos y a la Virgen María para superar las situaciones de pobreza y sufrimiento”.

  1. Practica el ayuno

“Debemos tener cuidado de no practicar un ayuno solamente formal, o uno en el que nos “satisfacemos” de todos modos, porque nos hace sentir bien. Ayunar tiene sentido si causa dificultades para nuestra seguridad y si conduce a beneficios para los demás. Nos ayuda a cultivar el estilo del buen samaritano, que se inclina frente a su hermano en necesidad y se hace cargo de él”.

  1. Practica la caridad

“Hoy en día la gratuidad no es parte de la vida de cada día, donde todo se compra y se vende. Todo está calculado y medido. La caridad nos ayuda a vivir la experiencia de dar libremente, que en consecuencia nos conduce a una nueva libertad, esa obsesión de poseer, nos quita el temor de perder lo que tenemos y nos quita la tristeza de los que no saben o no quieren compartir su riqueza con los demás”.

  1. Ayuda a los pobres

“Entre los pobres y marginados vemos el rostro de Cristo. Amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a poner fin a las violaciones de la dignidad humana, contra la discriminación y el abuso en el mundo, ya que estas son la causa de la indigencia. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se convierten en prioridades además de la necesidad de una distribución justa de la riqueza. Nuestras conciencias se deben convertir a la justicia, la igualdad, la simplicidad y el intercambio”.

  1. Evangeliza

“El Señor pide ser anunciadores alegres de su mensaje de esperanza y compasión. Es emocionante compartir la belleza de difundir el Evangelio, difundir el tesoro confiado a nosotros, confortar a los afligidos y dar esperanza a nuestros hermanos y hermanas que están perdidos en la oscuridad”.