En el Belén napolitano, el escollo es la estructura que sostiene toda la composición, el escenario donde se colocan las figurillas y se recrean las escenas. He aquí su historia
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El escollo, en el Belén Napolitano, es mucho más que una simple roca, un soporte de corcho y madera que sirve de base para la escenografía del Nacimiento. Es el elemento central y fundamental de la escena, la estructura que sostiene y da forma a toda la representación de la Natividad. Alberga ante todo la gruta donde nació Jesús, un lugar humilde y pobre, pero lleno de significado religioso.

Del mismo modo, la tradición del Belén napolitano es mucho más que una expresión devocional popular. Representa una verdadera forma de arte, cuyas raíces se hunden en la Edad Media. Fue precisamente entonces cuando comenzó a difundirse la práctica de montar escenas de la Natividad como testimonio de devoción popular. Recordemos el Belén de Greccio, instalado por San Francisco de Asís, inspirado en su visita a Belén, en la homónima localidad, en 1223. Así nace el Belén, una representación sencilla y conmovedora, capaz de llegar incluso al pueblo analfabeto.

El belén de Greccio: el belén de San Francisco
¿Cuál es la historia del belén? ¿De dónde viene esta tradición que vivimos todos los años?…
Pero ¿cómo nace, en cambio, la tradición del Belén napolitano antiguo? También en Nápoles el Belén surgió ya en la Edad Media como una forma devocional popular, cuya realización era a menudo promovida por órdenes religiosas e iglesias. La verdadera revolución, destinada a hacer del Belén napolitano algo único, tuvo lugar alrededor de 1600, cuando se difundió la moda de encargar belenes también entre las familias nobles, que los hacían realizar para sus capillas privadas o residencias señoriales. A las estatuillas de terracota o madera que hasta ese momento habían sido realizadas por artesanos, se sustituyeron progresivamente esculturas cada vez más refinadas, creadas por artistas especializados. Con el periodo Barroco, este impulso artístico creció aún más. Los maniquíes articulados reemplazaron a las figuras de terracota y nacieron los primeros belenes desmontables. Sobre todo, aumentó la dimensión teatral del Belén, con representaciones cada vez más escénicas, ricas en detalles, que tomaban inspiración no solo de la historia sagrada, sino sobre todo de escenas de la vida cotidiana y de la cultura popular de la época. El Belén napolitano no era solo una expresión religiosa, sino también un arte popular que involucraba a todas las clases sociales. Incluso las familias más humildes trataban de montar un pequeño belén en sus casas, utilizando materiales simples y de desecho. El estilo barroco, con sus formas elaboradas y sus colores vivos, influyó profundamente en el arte belenista napolitano. Las figurillas se volvieron cada vez más detalladas y expresivas, y las escenas más dinámicas y teatrales. En el siglo XVII, la ciudad partenopea se convirtió en un centro de producción de belenes de alta calidad, gracias a la habilidad de sus artesanos.

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¿Un ejemplo para todos? El belén de Corte actualmente expuesto en el Palacio Real de Caserta, dentro de una vitrina de cristal que lo protege y lo hace visible desde todos los ángulos: una obra de arte única en su género, que constituye un testimonio extraordinario de la tradición belenista napolitana y de la vida cortesana del siglo XVIII. A diferencia de los belenes populares, este fue encargado directamente por los reyes Borbones, quienes seguían personalmente su realización.
La disposición del belén variaba cada año, siguiendo los gustos y las modas del momento. No se trata solo de una representación religiosa, sino de una verdadera obra de arte, rica en detalles y referencias a la vida de la corte y a la sociedad napolitana de la época. Es el único belén de corte tan completo y bien conservado del mundo.
¿Qué es escollo en el belén napolitano?
Como cada otro elemento del Belén napolitano, también el paisaje desempeña un papel simbólico no menos importante que el de los personajes del mismo Belén. El paisaje canónico del belén está formado por tres montañas que albergan tres grutas: la gruta de la Natividad en el centro, la de la carnicería a la derecha y la de la bodega a la izquierda.
El espectador que observa el Belén es guiado a través de un viaje simbólico, compuesto por etapas precisas y codificadas, cada una representada por un lugar, un personaje o una figura. Cada elemento del paisaje posee un significado simbólico definido. Así, el puente indica el paso hacia el más allá y lo desconocido; el río representa el tiempo, pero también la vida, y así sucesivamente.

Los personajes del Belén Napolitano y su significado
En el Belén napolitano nada se deja al azar. Cada personaje, cada lugar, encarnan un símbolo …
Tradicionalmente el escollo napolitano está hecho en corcho, un material oscuro que evoca la noche y la atmósfera misteriosa de la gruta. A menudo se enriquece con elementos de madera, musgo y otros materiales naturales. Suele decorarse con musgos, líquenes, pequeñas flores y otros elementos naturales para crear un paisaje realista y evocador. En la época barroca, se utilizaban con frecuencia madera y corcho procedentes de Tierra Santa, para subrayar el aspecto simbólico y espiritual de este elemento escénico.
El escollo belenista puede adoptar diversas formas, pero en general presenta cavidades y hendiduras que albergan las distintas figuras y escenas del belén. Aunque sea un fondo, el escollo es un elemento activo de la representación: sus formas y cavidades influyen en la dinámica de las escenas y contribuyen a crear la atmósfera general. El escollo es un elemento esencial del belén napolitano, un símbolo cargado de significados que trasciende la simple función de soporte.

La historia del escollo napolitano
A lo largo de los siglos, el escollo ha experimentado diferentes transformaciones, pasando de formas simples a creaciones mucho más elaboradas.
Al principio, el escollo era una simple estructura rocosa, a menudo realizada con materiales de desecho. Con el paso del tiempo, los artesanos comenzaron a crear formas cada vez más complejas, con grutas, cavernas y grietas que albergan las distintas figuras del belén. El escollo dejó de ser solo un fondo escénico para convertirse en un verdadero paisaje, con montañas, ríos, puentes y otros elementos naturales que enriquecen la escena.
Descendiendo de la primera montaña del escollo, se encuentra el primer personaje del Belén napolitano, Benino, el pastorcito dormido. Se cuenta que el belén nace precisamente de su sueño, y que toda la representación dejaría de existir si alguna vez llegara a despertarse. Benino simboliza la espera de la Navidad y el camino de cada hombre hacia ese acontecimiento milagroso; por eso es el primero que se encuentra en el recorrido. El Belén napolitano del 700 sustituyó las tres grutas del escollo por tres colinas, situando en la más alta un templo en ruinas, símbolo del paganismo barrido por el Cristianismo, y que alberga a la Sagrada Familia.

En algunos belenes, el escollo adopta la forma de un microcosmos, representando el universo entero con sus estrellas, sus planetas y sus elementos.
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Cómo construir un belén napolitano del siglo XVIII
El Belén Napolitano, “o’ Presebbio”, no es solamente una manifestación de devoción, un símbolo religioso …
Si buscas un escenario sugestivo, con efectos de movimiento sencillos pero de gran impacto, la ambientación con columnas de capiteles corintios es la opción ideal. Una pequeña fuente y una cascada hacen correr el agua, mientras que un nebulizador recrea el efecto de la niebla.
El mencionado templo en ruinas alberga las estatuas de María, José y el Niño Jesús, realizadas y pintadas a mano por artesanos napolitanos, en un entorno de estilo rústico. Otro templo con natividad presenta también la figura de un pastor. Recordemos que los pastores son algunos de los personajes más importantes del Belén napolitano.
La ambientación rural presenta una pared rocosa de corcho con ramas que enriquecen el fondo y un templo que parece sostener la estructura, con semi-arcos y vigas de madera que completan la escena. En el centro, en primer plano, observamos la Natividad, realizada con todo detalle, sin descuidar el más mínimo aspecto. Cabe destacar también los suntuosos vestidos, cosidos a mano por los artesanos. Este rincón es perfecto para hacer del belén una creación única y característica.
Otra ambientación típica del escollo era la urbana, con casas y palacios que evocaban la Nápoles del siglo XVII. Por ejemplo, el escollo puede representarse como un palacio con dos escaleras semicirculares; bajo una de ellas hay una fuente, todo elaborado artesanalmente en corcho, madera y musgo, al estilo belenista napolitano del 700, con efectos de iluminación y agua corriente.

















