San Agustín de Hipona: filósofo, obispo y teólogo

San Agustín de Hipona: filósofo, obispo y teólogo

Pocos hombres de fe pueden compararse con San Agustín de Hipona. No sólo fue un gran teólogo y obispo, filósofo y doctor de la Iglesia, San Agustín de Hipona puso su sensibilidad superior y su genio al servicio de la Fe, como sacerdote, sino también como un orador, escritor de algunas de las páginas más bellas e intensas que la literatura eclesiástica, y no sólo, pueda mencionar.

Un gran hombre, una mente electa que encontró la Fe después de una larga lucha interior, y tal vez fue precisamente el sufrimiento de esta investigación que hizo tan profunda su reflexión, tan valiente su defensa de la ortodoxia.

Africano por nacimiento, romano por cultura y mentalidad, cristiano gracias a la educación impartida por su madre, fue un maestro de retórica y gramática en Tagaste, Cartago y Roma.

Apartándose del catolicismo cuando era muy joven, siguió durante un cierto período los maniqueos, buscando la verdad y la sabiduría que tan anhelaba a través del racionalismo, el materialismo y el dualismo que ellos profesaban.

Sólo después, y sobre todo gracias a la predicación de San Ambrosio, llegó a la conclusión de que el camino para llegar a Jesús pasaba por la Iglesia y la Santa Escritura difundida por ella.

Llegando a esta nueva conciencia, renunció a la enseñanza y al matrimonio, y tomó los votos. Después de muchos viajes se estableció en Hipona y fundó un monasterio. Más tarde se convirtió en un obispo. Llevó una vida de ascetismo, dedicándose al estudio, la teología y la predicación, así como a obras de caridad para los huérfanos, los pobres y los enfermos. Sus largos viajes lo llevaron a presidir numerosos Consejos y a presentarse como un defensor orgulloso de la fe contra las herejías.

San Agustín de Hipona fue sin duda el primero y uno de los más grandes filósofos cristianos. Sus numerosas obras hablan de la búsqueda de Dios, pero siempre a través del conocimiento de sí mismo, una profunda reflexión sobre la naturaleza humana, la eternidad, el tiempo, la libertad, el mal.

La doctrina moral que propagó es una doctrina basada en el amor, un amor que emerge de sus escritos de una forma casi sensual, profundamente y desesperadamente humana.

Un orador exquisito, profesor de dialéctica formidable, estudió las obras de sus adversarios, respetando la diversidad de pensamiento. Entre sus obras más importantes: Confesiones, la Ciudad de Dios, los Discursos, las Cartas.

Su imagen es una de las estatuas de los santos más comunes; sus representaciones recuerdan su vida y la grandeza de su intelecto en todo el mundo cristiano. San Agustín de Hipona todavía se considera uno de los Padres de la espiritualidad occidental, el maestro de fe y vida, pastor de las almas e inspirador de intelectos ávidos de conocimiento y belleza. Esa belleza superior que en su mente y en sus obras coincidía con Dios.