La historia de los dogmas de la Iglesia Católica

La historia de los dogmas de la Iglesia Católica

Los dogmas son verdades absolutas e imprescindibles a las que todo cristiano debe creer en virtud de su propia fe. He aquí cómo se han definido a lo largo de los siglos

En el ámbito cristiano católico, el dogma es una verdad revelada por Dios. Esta verdad puede haber sido deducida de los Evangelios de los Apóstoles, o reportada en la Sagrada Tradición, ese conjunto de noticias y hechos vinculados a la fe transmitidos primero oralmente y luego en forma escrita. La Iglesia ha hecho suyas estas verdades y las ha propuesto a los fieles. No se trata, por tanto, de invenciones o decisiones arbitrarias tomadas por algún miembro del clero en el curso de la larga historia de la Iglesia, sino de verdades ya presentes en la Sagrada Escritura y en la tradición transmitida desde los tiempos de Jesús. Y es precisamente a la autoridad de Cristo a quien la Iglesia apela cuando define un dogma, proponiendo a los fieles creer sin reservas ni dudas una verdad que forma parte de la revelación divina, y como tal objetivamente verdadera.

El fiel cristiano católico está obligado a creer lo que se enuncia en el dogma como tal, admitiendo su propia imposibilidad de demostrar su veracidad, debido a sus propias limitaciones humanas, y confiando plenamente en su propia fe. Esta forma de adhesión confiada y obediencia es una de las características imprescindibles del Cristianismo.
Pero ¿cuándo los dogmas cristianos son reconocidos como tales? A lo largo de la historia de la Iglesia y de la humanidad, se ha hecho gradualmente necesario reafirmar solemnemente algunas verdades presentes en las Escrituras y parte integrante de la Revelación divina, a veces para ayudar a la Iglesia a afrontar determinados momentos históricos, otras veces como apoyo contra las herejías, que de vez en cuando negaban la verdad de algunos dogmas de fe reconocidos.

Dogma: la etimología de la palabra

La palabra “dogma” deriva del griego dógma o dokêin, que significa decreto, doctrina, del verbo δοκέωdokéō. En realidad, dokêin significaba originalmente parecer. Por tanto, el primer significado griego de dogma era muy distinto del de verdad universal: indicaba más bien una opinión, una posibilidad, lo que a alguien le parece cierto, pero no necesariamente a otro. Con el tiempo, se ha ido alejando de la etimología original del término y, así, dogma se ha convertido en la opinión definitiva. En particular, el Catolicismo ha utilizado este término para indicar las verdades reveladas, los principios indiscutibles que están en la base de la fe y la vida de la comunidad creyente. Dogma como verdad que no se puede discutir, empezando por los artículos de fe: la Inmaculada Concepción de María, la Santísima Trinidad, la primacía de Cristo como cabeza de la Iglesia. Todos los dogmas de la Iglesia católica están recogidos en el Catecismo y el Magisterio de la Iglesia es el Custodio del dogma y de su interpretación.

Los dogmas de la Iglesia Católica en la historia

Los dogmas no siempre han existido, en el sentido de que han sido reconocidos y proclamados a lo largo de la historia de la Iglesia y de la humanidad, y a menudo también han sido modificados, en función de las exigencias históricas.

A lo largo de la historia, los grandes Concilios ecuménicos, las reuniones solemnes en las que se convocaban a todos los obispos cristianos para debatir diversos temas relacionados con la religión y dirimir las controversias sobre la fe, han sido el escenario de la definición de los dogmas religiosos. Originalmente, en el Imperio Romano, los concilios fueron convocados por los primeros emperadores cristianos para definir y planificar la unificación religiosa.

Con el paso del tiempo y el agravamiento de las divisiones entre las distintas ramas de la Iglesia cristiana, algunos concilios fueron reconocidos por las distintas profesiones de fe, otros no. En concreto, la Iglesia católica reconoce 21, muchos más que las Iglesias Ortodoxa, Anglicana y Luterana. Entre los concilios ecuménicos reconocidos por casi todas las iglesias se encuentran los primeros concilios, como el Concilio de Nicea I (325 d.C.), el Concilio de Constantinopla I (381 d.C.), el Concilio de Éfeso (431 d.C.) y el Concilio de Calcedonia (451 d.C.).

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En general, los concilios ecuménicos se han encargado de definir la ortodoxia y las líneas principales de las distintas confesiones de fe. Además, la Iglesia católica, en comparación con las demás, reconoce como dogmas algunas definiciones expresadas por los Papas con sentencia ex Cathedra, es decir, cuando el Papa se expresa como doctor o pastor universal de la Iglesia, y no debatidos en ningún concilio, en nombre del principio de la infalibilidad papal, que las demás profesiones no reconocen. Pensemos en el dogma de la Asunción al cielo en cuerpo y alma de la Virgen María, proclamado el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII con la constitución apostólica Munificentissimus Deus.

¿Cuáles son los principales dogmas católicos?

Entonces, los dogmas de la Iglesia católica, ¿cuáles son?
La Iglesia católica reconoce 21 dogmas principales que el creyente está obligado a aceptar. Están condensados en el Credo de los Apóstoles, o Símbolo de los Apóstoles, es decir, el ‘resumen’ de la fe de los apóstoles. El Símbolo está en la base de la profesión de fe cristiano-católica. Sufrió importantes cambios en los Concilios de Nicea y Constantinopla, cuando se retocó para hacer frente a la amenaza de las herejías que cuestionaban los dogmas. Reconoce los dogmas como verdades fundamentales de la fe, y parte del llamado depósito de la fe, el núcleo de principios y afirmaciones de fe que siempre han constituido la base de la Iglesia Apostólica, fundado en la Sagrada Escritura y en la Tradición. A los 21 dogmas del Credo se añadieron otros que son explicaciones de los mismos, hasta un total de 44.

He aquí los 21 dogmas resumidos en las palabras del Credo:

  1. Creo en un solo Dios (Unidad y Trinidad de Dios en Tres Personas Divinas);
  2. Padre Todopoderoso (Primera persona de la Trinidad);
  3. Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible (toda la Creación es atribuida a Dios);
  4. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios (Jesús, segunda Persona de la Trinidad, reconocido como tal en el Concilio de Nicea, 325 d.C.);
  5. nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero (Jesús como Segunda persona procede de Dios con quien mantiene una relación entre Hijo y Padre);
  6. engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho (unión hipostática entre la naturaleza humana y la divina en la persona de Jesús);
  7. que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo (la misión de Cristo era salvarnos a todos);
  8. y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre (María es Madre de Dios, concebida sin pecado y virgen antes y después del parto. El dogma del Nacimiento virginal de Jesús fue proclamado en el Segundo Concilio de Constantinopla, 553 d.C.);
  9. y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato (Jesús se sacrificó por los hombres con un libre acto de amor);
  10. padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras (misterio de la Muerte, Descenso a los Infiernos y Resurrección de Cristo);
  11. y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre (asunción de Jesús al cielo en cuerpo y alma);
  12. y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos (dogma de la Parusía, el regreso de Cristo a la tierra al final de los tiempos para juzgar a los hombres de ayer, de hoy y de mañana.);
  13. y su reino no tendrá fin (el nuevo mundo creado por Jesús será eterno);
  14. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida (Tercera persona de la Trinidad, investida de la obra de la santificación);
  15. que procede del Padre y del Hijo (enviado por el Padre y el Hijo como de un solo principio, el Espíritu Santo los procede por medio de una única espiración);
  16. que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria (pericoresi trinitaria: la inhabitación mutua entre las Tres Personas de la Trinidad);
  17. y que habló por los profetas (a través del Espíritu Santo, Dios inspiró a los profetas del Antiguo Testamento para que escribieran las Escrituras);
  18. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica (se reconoce a la Iglesia creada por Jesús, con poderes jerárquicos, confiada a San Pedro y a sus sucesores);
  19. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados (el Sacramento creado por Cristo es condición indispensable para la salvación);
  20. Espero la resurrección de los muertos (la fe en la resurrección es fe en Dios);
  21. y la vida del mundo futuro (fe en la existencia de una vida eterna en el mundo futuro).

Los dogmas establecidos posteriormente fueron, por ejemplo, el dogma de la Transubstanciación, o de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, confirmado en el Concilio de Trento (1545-1563); el dogma de la Inmaculada Concepción de María (proclamada por el Papa Pío IX con la Constitución apostólica Ineffabilis Deus del 1854); el dogma de la Infalibilidad Papal (Concilio Vaticano I, 1870); la ya mencionada Asunción de María (Constitución dogmática Munificentissimus Deus de Papa Pío XII, 1950).

Entre los dogmas podemos identificar los llamados Dogmas marianos, relacionados con la misión de la Virgen María, con todo lo grande que Dios ha hecho a través de ella en el mundo. Son cuatro:

  1. Santa María, Madre de Dios (en el año 431 d.C., el Concilio de Éfeso reconoció que María, como Madre de Cristo, es la Madre de Dios. Se celebra el 1 de enero);
  2. Anunciación del Señor (conmemora la Visitación del Ángel a la Beata Virgen María y se celebra el 25 de marzo);
  3. Asunción de la Virgen María (reconocido en 1950, proclama que María ascendió al cielo en cuerpo y alma. Se celebra el 15 de agosto);
  4. Inmaculada Concepción (proclamada por el Papa Pío IX en 1854 mediante la bula “Ineffabilis Deus” indica que la Virgen “fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción”. Se celebra el 8 de diciembre).

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