Patena de metal

Patena de metal

La patena de metal es un pequeño plato redondo sobre el cual es puesta la hostia antes y después de ser consagradas durante la celebración eucarística. La patena de metal es utilizada por el sacerdote también para recoger las migas que pueden caer y para cubrir el cáliz del vino.

Generalmente las patenas de metal son realizadas en oro o plata o en otros metales precios, pero, en la antigüedad, existían también de vidrio, marfil, ónix, alabastro y cristal de roca. Originalmente la patena era un simple plato de uso doméstico, como el plato utilizado por Jesús en la Ultima Cena para partir el pan.

La etimología de la palabra “patena” viene del latín “patina” y significa “plato hondo”.

Las primeras patenas de metal eran de diferentes tamaños, formas y materiales y eran utilizadas por los sacerdotes sea para la consagración de las formas, sea para la distribución de las hostias a los fieles.

Algunas veces se utilizaban patenas de metal muy grandes, con mangos para manejarlas mejor. Algunas patenas de metal eran también empleadas para recoger el pan ofrecido en sacrificio, mientras que otras para distribuir la Eucaristía. Con el paso del tiempo el copón sostituy la patena como recipiente para distribuir las hostias y la patena de metal tuvo características muy definidas, volviéndose en un plato de diámetro generalmente no mayor de 20 centímetros, cóncavo en el medio,  para ser puesto más fácilmente sobre el cáliz.

También las decoraciones de la patena de metal evolucionaron mucho: si antes eran ricas de incrustaciones, trabajos de cincel, detalles de esmalte y piedras preciosas, luego se simplificaron, así que las migas de hostias no se perdieran en  las incrustaciones.

Hoy se prefieren decoraciones simples, pero que tengan un valor simbólico. Durante la celebración eucarística, se utilizan también otros objetos y ornamentos litúrgicos, siguiendo un orden ritual muy preciso: manutergio, patena con hostia, palia, corporal.