El Cáliz de la Comunión

El Cáliz de la Comunión

La costumbre de beber todos de un mismo cáliz en ocasiones particularmente importantes, como signo de comunión y hermandad, es antigua como la humanidad. Para los cristianos no existe momento de mayor comunión que la Eucaristía, cuando el Pan de la vida y el Cáliz de la salvación son ofrecidos a todos los fieles para entrar en comunión con Jesucristo y agradecer a Dios.

El cáliz de la comunión ha sido parte esencial de la liturgia desde el principio. En un primer momento era una simple copa, muy probablemente un objeto humilde y de uso doméstico, en la cual se vertía el vino luego bendecido. Con el paso de los siglos y el perfeccionamiento de las celebraciones litúrgicas, también se ha evolucionado el cáliz de la comunión, en su forma y materiales. Los materiales, de hecho, llegaron a ser más preciosos, se empezó a utilizar la plata y el oro y, muy a menudo, a decorar los cálices con piedras preciosas, cincelandolos y burilandolos.

Aunque hoy en día se prefieren formas simples y lineales, los materiales con los cuales son realizados los cálices de la comunión tienen que mantener una cierta nobleza. En particular, el interior del cáliz tendría que ser dorado. Sin embargo, se utilizan también cálices de madera, sobre todo de olivo, o, raramente, de otros materiales, como el vidrio o la cerámica.

Durante la Celebración Eucarística, el cáliz de la comunión es bendecido por el sacerdote, quien utiliza también otros objetos litúrgicos, como la patena, el purificador y el manutergio.

Para comprender enteramente el significado de la Eucaristía, no se puede prescindir de la comprensión del Cáliz y del Vino. Jesús también habla de ellos en relación a su sacrificio, como sello de la nueva y eterna Alianza. El vino, de hecho, recuerda las promesas hechas por Dios a su pueblo, y celebra la alianza antigua y presente, que se renueva todos los días, como símbolo sea de la pasión de Jesús, sea de la esperanza que nos ha donado. Un dono maravilloso que nace desde el más terrible de los dolores, desde el sacrificio de Jesús en la cruz para la remisión de los pecados de toda la humanidad. Un sacrificio y una alianza que el cristiano es llamado a renovar cada día, bebiendo desde su propio cáliz de la comunión, en las acciones de devoción cotidiana y en todos los gestos de caridad y misericordia. De tal manera se renueva el milagro y el cáliz de la pasión se transforma en un cáliz rebosante de felicidad infinita.

A continuación puedes encontrar una selección de los calicez de la comunión presentes en el catálogo Holyart.

Cáliz de la Comunión de madera estacionada de olivo de Asís y copa sutil 18.5cm
Cáliz de la Comunión de madera estacionada de olivo
Cáliz de la Comunión Ángeles en relieve
Cáliz de la Comunión Ángeles en relieve
Cáliz de la Comunión cerámica base redonda panes y pez dorado int
Cáliz de la Comunión cerámica base redonda