Cálices de metal

Cálices de metal

Los cálices de metal son objetos indispensables e importantísimos para la celebración. De hecho, es en el Cáliz consagrado que acontece la transubstanciación y el vino se convierte en la sangre de Jesucristo. La unicidad y la grandeza de este milagro, ha hecho que, en el curso de los siglos, los cálices de metal fueran siempre más dignos de lo que contenían, por los materiales y por el trabajo que los caracterizan.

Por esta razón la Iglesia, desde hace siglos, utiliza cálices de oro y plata, a menudo finamente trabajados con muchos detalles e imagines en relieve, enriquecidos con perlas y piedras preciosas, que hacen de ellos verdaderas joyas. Por razones litúrgicas y rituales, los cálices de metal se han evolucionado mucho en el tiempo, adaptándose a las formas y a los estilos de las diferentes épocas, siguiendo la historia de la Iglesia y del arte, hasta llegar a las líneas generalmente simples y sencillas de los cálices de metal modernos.

Desde siempre los cálices de metal están relacionados con el concepto de Eucaristía y Pasión.

Durante la Edad Media, además, nacieron muchas leyendas acerca del Santo Grial, el cáliz utilizado por Jesús durante la Última Cena y luego para recoger su sangre al pie de la cruz. Este símbolo unía en la devoción hombres y mujeres de todas las condiciones sociales y procedencias. Fe y leyendas caracterizaron así en esta época y en las siguientes las historias de los cálices de metal, enriquecidos por muchas decoraciones simbólicas e imagines de la Pasión y Muerte de Jesús y su gloriosa Resurrección.

La distribución del pan y del vino durante la celebración litúrgica, por otro lado, ha hecho que fueron necesarios otros cálices de metal, de diferentes formas y uso, durante varios momentos de la Santa Misa, algunos de los cuales no tenían que ser consagrados. Hoy la celebración es más simple que en el pasado, pero sigue siendo necesario que el cáliz, el recipiente, sea adecuado a su contenido, el vino consagrado. Los cálices de metal, de hecho, pueden ser ahora más estilizados y modernos, pero es siempre recomendable que tengan el interior dorado y, en general, expresar la grandeza del misterio que acogen.

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