La Virgen Milagrosa de Taggia

La Virgen Milagrosa de Taggia

La Virgen Milagrosa de Taggia es la particular devoción a la Virgen que se refiere al milagro acontecido en la Iglesia de San Felipe y Santiago en provincia de Imperia cerca de la frontera entre Italia y Francia. Aquí, en el 1855, mientras que los fieles estaban reunidos en oración, la imagen de yeso de la Santísima Virgen María comenzó a mover los ojos de forma prodigiosa y su rostro tomó el color rosa de una persona de carne y hueso. Muchos fueron los testigos de este hecho prodigioso, de la transformación del rostro de la Virgen y del movimiento de sus ojos. El fenómeno se repitió muchas veces en los días posteriores durante el oficio vespertino, hasta que el Papa reconoció el milagro. Se decidió así que la imagen de la Virgen Milagrosa fuera coronada con una corona de oro. La coronación fue acompañada por celebraciones religiosas y por grandes fiestas populares que culminaron con un gran espectáculo de fuegos artificiales. A todos los fieles que en esta ocasión fueron a la iglesia de la Virgen Milagrosa, se confesaron y tomaron la eucaristía, fue concedida la Indulgencia Plenaria y la remisión de todos los pecados.

La primera imagen de la Virgen Milagrosa fue realizada por el escultor local Salvatore Revelli. Ella representa a la Virgen con el corazón en la mano y aún se encuentra en la Iglesia de Santiago y San Felipe en Taggia, pero es objeto de culto y devoción en toda Italia. A la Virgen Milagrosa se le atribuyen muchos milagros y hechos de misericordia en favor de la población local, también en situaciones de gran peligro, como durante la Segunda Guerra Mundial.

La devoción a la Virgen Milagrosa de Taggia recuerda también la devoción a la Medalla Milagrosa (o Medalla de Nuestra Señora de las Gracias, o Medalla de la Inmaculada), relacionada con las visiones marianas de Santa Catalina Laboure, novicia del convento de las Hijas de la Caridad de San Vicente de’ Paoli, en París en el 1830.

También en este caso, como en el de la Virgen Milagrosa, la “Capilla de las Apariciones” se transformó en un lugar de culto aún hoy muy concurrido por millares de fieles de todo el mundo.