¿Qué ha hecho Papa Francisco que sea importante? Su pontificado ha sido una revolución de la misericordia que ha transformado la Iglesia, llevándola de las periferias al corazón del mundo con humildad, valentía y apertura al diálogo
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No es fácil resumir lo que Papa Francisco ha hecho de importante. Había algo extraordinariamente humano en Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, el Papa venido “del fin del mundo”, como él mismo se definió el día de su elección, el 13 de marzo de 2013. Ese algo le convirtió no solo en el líder espiritual de más de mil millones de católicos, sino también en un padre, un hermano, un amigo para cualquiera que se cruzara en su camino. Su pontificado ha representado una suave revolución que ha transformado profundamente el rostro de la Iglesia, haciéndola más cercana a los últimos y más atenta a los desafíos de nuestro tiempo. Papa Francisco ha sabido transformar la Iglesia católica en un refugio de misericordia, justicia y esperanza. Ahora que ya no está entre nosotros, el mundo entero se detiene a recordar al hombre que cambió para siempre el rostro de la Iglesia.

En los últimos años ha tenido que hacer frente a inmensos desafíos: la pandemia, la escalada de los conflictos mundiales, la crisis climática. Su voz ha sido particularmente fuerte contra la violencia en Tierra Santa, denunciando la espiral de odio y venganza que ha ensangrentado Gaza e Israel, y llamando incansablemente al diálogo como único camino hacia la paz.
Su humildad, su sonrisa genuina, su capacidad para hablar al corazón de la gente con palabras sencillas pero profundas han hecho de Francisco un Papa querido mucho más allá de los confines de la Iglesia católica. Ha enseñado que la verdadera revolución es la de la ternura, que la verdadera fuerza está en el servicio, que la verdadera grandeza está en la humildad.
Su pontificado nos ha dejado una Iglesia más abierta, más sinodal, más atenta a los signos de los tiempos. Una Iglesia que no teme ensuciarse las manos para estar cerca de los últimos, que no teme afrontar sus propias contradicciones para ser más fiel al Evangelio. Francisco nos ha enseñado que la fe no es un refugio para asustados, sino un camino valiente de esperanza y amor.
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El Papa de las periferias
Francisco ha sido el Papa de las periferias, no sólo geográficas, sino existenciales. Su voz, siempre firme y al mismo tiempo compasiva, ha resonado en los lugares más olvidados del planeta. ¿Quién olvidará jamás su figura solitaria en una Plaza de San Pedro desierta y lluviosa durante la pandemia? Esa imagen se ha convertido en el símbolo de una Iglesia que no abandona a sus hijos en sus momentos de dolor, sino que camina con ellos a través de las tormentas de la vida. Papa Francisco era un hombre del pueblo. Desde el momento en que apareció por primera vez desde la logia de San Pedro pidiendo a los fieles que rezaran con él, quedó claro que su pontificado sería diferente. “Comenzamos ahora este camino: Obispo y pueblo, Obispo y pueblo”, fueron sus palabras, dirigidas a las más de 180.000 personas que abarrotaban la plaza de San Pedro. Inmediatamente después rechazó los lujos del poder papal, prefiriendo vivir en la sencilla Casa Santa Marta antes que en los suntuosos pisos apostólicos. Este gesto simbólico fue sólo el comienzo de un camino que acercaría la Iglesia a los pobres, los marginados y los que habían perdido la esperanza.
Reformas y transparencia: la nueva Iglesia de Francisco
Su reforma de la Curia Romana, que culminó en la Constitución Apostólica “Praedicate Evangelium” (promulgada el 19 de marzo de 2022), no fue un mero cambio organizativo, sino que representó una auténtica revolución. Francisco quería una Iglesia que no fuera una “aduana”, sino un “hospital de campaña”, como le gustaba repetir, donde curar las heridas de la humanidad sufriente.
Francisco fue capaz de transformar la administración vaticana, haciéndola más ágil y orientada a la misión evangelizadora. Pero no se trata sólo de burocracia: esta reforma ha sido un acto de justicia y transparencia, un intento de devolver la credibilidad a una Iglesia a menudo manchada por escándalos financieros y abusos de poder.
El corazón palpitante de esta reforma es la evangelización. Francisco quiso que la Curia dejara de ser vista como una “torre de marfil” vaticana y se convirtiera en un instrumento vivo para llevar el Evangelio al mundo contemporáneo. Una señal clara de este cambio es la creación del nuevo Dicasterio para la Evangelización, directamente bajo la dirección del Papa, una elección que subraya que la difusión del mensaje del Evangelio es la máxima prioridad de la Iglesia.
La reforma introduce también un nuevo estilo de gobierno basado en la sinodalidad, es decir, caminar juntos. Por primera vez en la historia, los laicos pueden asumir funciones de liderazgo en los dicasterios vaticanos. Este cambio refleja la visión de una Iglesia que valora a todos sus miembros, no sólo al clero.
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La reforma financiera vaticana que promulgó también representó un punto de inflexión histórico para la transparencia de la Santa Sede. En el centro de esta transformación estaba la reforma del IOR, el Banco Vaticano, que había estado en el centro del escándalo y la controversia durante décadas.
Francisco introdujo un riguroso sistema de controles y procedimientos, ajustando las prácticas financieras vaticanas a las normas internacionales. Creó nuevos órganos de supervisión, como la Secretaría para la Economía, y aplicó normas estrictas para la adquisición y gestión de fondos. Un aspecto crucial fue la adopción de normas contra el blanqueo de dinero y la colaboración con organismos internacionales para garantizar la trazabilidad de las transacciones. Esta reforma no fue sólo técnica, sino cultural: marcó la transición de una gestión opaca y autorreferencial a una cultura de rendición de cuentas y transparencia, en la que cada euro gastado debe estar justificado y documentado.
La lucha contra los abusos
Quizá uno de los capítulos más difíciles del pontificado de Papa Francisco ha sido la lucha contra los abusos sexuales del clero. El Papa no se limitó a condenar, sino que actuó con decisión, introduciendo normas estrictas y llamando a todo el clero a un doloroso pero necesario examen de conciencia. Su autenticidad a la hora de reconocer los errores del pasado abrió el camino para un proceso de sanación que aún continúa. Francisco instituyó normas estrictas y emitió Vos estis lux mundi (en español, “Vosotros sois la luz del mundo”), una Carta Apostólica en forma de Motu Proprio escrita el 7 de mayo de 2019, que representa un punto de inflexión decisivo en la lucha contra los abusos. Antes de esta ley, existía cierta ambigüedad en los procedimientos a seguir, especialmente cuando los hechos implicaban a figuras eclesiásticas de alto rango, como los obispos. Además, las víctimas se enfrentaban a menudo a importantes obstáculos para denunciar los abusos. Vos estis lux mundi establece procedimientos claros y obligatorios para denunciar los abusos. Todas las diócesis deben disponer de sistemas de denuncia fácilmente accesibles, y todos los miembros del clero y los religiosos están obligados a denunciar los abusos de los que tengan conocimiento. En segundo lugar, el documento amplía la responsabilidad no sólo a los abusos sexuales a menores, sino también a los abusos a adultos vulnerables y al abuso de autoridad para obtener actos sexuales. También incluye la protección de los denunciantes frente a posibles represalias.
Guardián de la casa común y profeta de la fraternidad universal
Sus encíclicas han trazado el rumbo de una Iglesia del tercer milenio. Con Laudato Si‘ (2015), Papa Francisco habló no solo a los católicos, sino a todo el mundo. Su llamamiento a cuidar el planeta como “casa común” resonó alto y claro en una época marcada por la crisis climática. No fue solo un mensaje espiritual, sino una llamada de atención política y social que impulsó a millones de personas a reflexionar sobre su papel en la protección del medio ambiente.
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Amoris Laetitia (La Alegría del Amor) representa uno de los documentos más significativos y discutidos del pontificado de Francisco. Publicada el 8 de abril de 2016, esta exhortación apostólica marcó un punto de inflexión en la forma en que la Iglesia aborda las complejas realidades familiares del mundo contemporáneo. El documento surgió de las reflexiones surgidas durante dos Sínodos sobre la familia (2014 y 2015), en los que obispos de todo el mundo debatieron sobre los desafíos a los que se enfrentan las familias hoy en día. En el corazón de Amoris Laetitia encontramos una visión de la familia como una realidad dinámica y en evolución. El Papa reconoce que las situaciones familiares no siempre son ideales y que la Iglesia debe saber acompañar a las personas en sus itinerarios concretos de vida. Particularmente innovador es el enfoque de las llamadas “situaciones irregulares”, como las parejas divorciadas y vueltas a casar, dentro de las cuales pueden estar presentes elementos de gracia y amor auténtico. El Papa invita a la Iglesia a ver más allá de las categorías de “regular” e “irregular” para reconocer el bien presente en cada situación familiar.
Con la encíclica Fratelli Tutti (2020), Papa Francisco ofreció una visión profética de la fraternidad universal en un mundo desgarrado por el conflicto y la división. El documento fue firmado en Asís, en la tumba de San Francisco, un lugar altamente simbólico, porque la encíclica se inspira precisamente en las enseñanzas del Santo de Asís sobre la fraternidad universal. El mundo atravesaba la pandemia del COVID-19, un periodo que puso de relieve como nunca antes la interconexión global y, al mismo tiempo, las profundas desigualdades sociales. Papa Francisco redactó gran parte del documento durante el encierro, convirtiendo ese momento de aislamiento global en una oportunidad para reflexionar sobre el significado más profundo de la fraternidad humana. El título Fratelli Tutti retoma una expresión de San Francisco de Asís, que la utilizaba para dirigirse a todos los hermanos y hermanas, proponiendo una forma de vida basada en los dictados del Evangelio. La encíclica se inserta en un momento histórico particular también por otros aspectos: las crecientes tensiones internacionales, el surgimiento de los nacionalismos, la crisis de los refugiados y las crecientes desigualdades económicas han hecho que su mensaje sobre la fraternidad universal y la amistad social sea especialmente relevante y urgente.
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Francisco soñaba con un mundo sin muros, donde todos pudieran vivir como hermanos. Su grito de dolor por las guerras, desde Siria hasta Ucrania, desde Tierra Santa hasta Sudán, siempre ha unido la denuncia con la esperanza, la firmeza con la misericordia. Supo revolucionar también el diálogo interreligioso. El histórico encuentro de Abu Dabi con el Gran Imán de Al-Azhar y el viaje a Irak han demostrado que el diálogo no es una utopía, sino una necesidad para nuestro tiempo.
El Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado el 4 de febrero de 2019 por Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyib, es una declaración profética y revolucionaria que traza una visión de esperanza para la humanidad. Profetiza un mundo fundado en el diálogo, la paz y la justicia, invitando a todos, creyentes y no creyentes, a colaborar para construir una sociedad basada en la dignidad humana, la igualdad y la fraternidad universal. El documento denuncia las divisiones, las guerras y las injusticias que afligen al mundo, indicando la fraternidad como el único antídoto contra el odio y el extremismo, y profetiza un futuro en el que la cultura del diálogo se convierta en el camino para prevenir conflictos, el respeto mutuo reemplace a la discriminación y la colaboración entre pueblos sea el método para enfrentar los desafíos globales. En particular, condena con firmeza toda forma de terrorismo y violencia perpetrada en nombre de la religión, afirmando que Dios no necesita ser defendido con sangre inocente. Así lo expresa el documento: «No hay alternativa: o construiremos juntos el porvenir o no habrá futuro. Las religiones, en particular, no pueden renunciar a la tarea urgente de construir puentes entre los pueblos y las culturas. Ha llegado el tiempo en que las religiones se comprometan más activamente, con valentía y audacia, sin ambigüedades, para ayudar a la familia humana a madurar en la capacidad de reconciliación, en la visión de esperanza y en los caminos concretos de paz.»
La oración de los 5 dedos del Papa Francisco
La oración de los 5 dedos es una forma eficaz sugerida por el Papa Francisco para no olvidar a nadie en nuestras oraciones
Un Papa en viaje: Francisco, peregrino de la paz
Para Papa Francisco, los viajes no han sido simples visitas diplomáticas, sino verdaderas peregrinaciones de paz a lugares heridos por la historia. Cada visita ha dejado un legado tangible: en Irak reavivó la esperanza de las comunidades cristianas perseguidas; en Myanmar y Bangladés dio voz a los sin voz; entre Cuba y Estados Unidos contribuyó a deshacer décadas de hostilidad. Su capacidad de llegar a las “periferias” del mundo, no solo geográficas sino también existenciales, ha redefinido el papel del papado en el siglo XXI.
El viaje a Irak en marzo de 2021 representó un momento histórico sin precedentes: por primera vez un Pontífice visitaba la tierra de Abraham, cuna de antiguas civilizaciones y escenario de conflictos modernos. En un país devastado por guerras y violencias sectarias, Francisco llevó un mensaje de reconciliación y fraternidad. El encuentro con el Gran Ayatolá Al-Sistani en Nayaf y la oración interreligiosa entre las ruinas de Ur demostraron que el diálogo entre diferentes religiones no solo es posible, sino necesario para construir la paz.
Cuántos viajes ha realizado Papa Francisco
Los viajes de Papa Francisco son un testimonio de su compromiso con la evangelización, pero también con la pacificación y la curación de…
En 2017, su viaje a Myanmar y Bangladés puso la atención mundial sobre la tragedia de los Rohinyás, una minoría musulmana perseguida. En Myanmar, manteniendo una diplomacia delicada, Francisco defendió los derechos de las minorías. En Bangladés, el conmovedor encuentro con los refugiados Rohinyás mostró al mundo el rostro humano de esta crisis, con el Papa pidiendo perdón por la indiferencia global ante su sufrimiento.
La visita a Cuba y Estados Unidos en 2015 destacó el papel de la Iglesia como constructora de puentes entre pueblos divididos. Francisco desempeñó un papel clave en el deshielo de las relaciones entre ambos países, facilitando el diálogo diplomático entre bastidores. En Cuba se reunió con Fidel Castro, mientras que en Estados Unidos se convirtió en el primer Papa en hablar ante el Congreso estadounidense, abordando temas cruciales como la inmigración y el cambio climático.
Un pastor cercano a los débiles
El corazón del Papa Francisco latía por los pobres y los migrantes. Visitó Lampedusa en 2013, recién asumido el Pontificado, para denunciar las tragedias de las migraciones forzadas y transformó a la Iglesia en una voz incansable contra las políticas de cierre e indiferencia. Su compromiso con los migrantes quedará como una de las características distintivas de su pontificado. Su voz se alzó incansablemente contra lo que él definió como “la globalización de la indiferencia”.
Papa Francisco creó el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral para coordinar la acción social de la Iglesia, haciendo tangible el mensaje evangélico de la caridad. El Dicasterio es un organismo de la Curia Romana instituido el 17 de agosto de 2016 con la Carta Apostólica Humanam Progressionem, dedicado a promover el desarrollo humano integral a la luz del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia. Comenzó oficialmente sus actividades el 1 de enero de 2017, incorporando las competencias de cuatro Consejos Pontificios preexistentes: Justicia y Paz, Cor Unum, Pastoral para los Migrantes e Itinerantes, y Pastoral para los Agentes Sanitarios.
El Dicasterio se ocupa de cuestiones fundamentales como la justicia, la paz y los derechos humanos; la salud y la dignidad de la persona; el cuidado de la creación como “casa común”; las migraciones, las emergencias humanitarias y el apoyo a los más vulnerables, como los encarcelados, los desempleados, las víctimas de conflictos armados, catástrofes naturales o trata de seres humanos.