Jubileo de los sacerdotes 2025: información y programa del evento

Jubileo de los Sacerdotes 2025: cuando la Iglesia se encuentra a sí misma y vuelve a caminar

Hay un momento en la vida de un creyente en el que el corazón siente la necesidad de volver a la fuente. Cuando la voz se convierte en oración, el silencio en escucha e incluso el cansancio toma forma de ofrenda. Para los fieles de todo el mundo, y especialmente para los sacerdotes, ese momento tiene un nombre: Jubileo. En particular, entre los numerosos acontecimientos que poblan el Año Santo, del 25 al 27 de junio Roma se transformará en un altar abierto al cielo. Sus basílicas acogerán a presbíteros de todos los rincones de la tierra, hermanos en el ministerio, custodios de un misterio que se extiende a lo largo de los siglos. No será una convención. No será sólo un acontecimiento. Será un viaje de fe, una vuelta a casa. Será el Jubileo de los Sacerdotes.

En el corazón del Jubileo 2025, entre las citas más intensas, ésta es quizá la más silenciosa y la más poderosa: porque habla a los pastores. Porque les invita a renacer. Y Roma, durante esos tres días, ya no será sólo ciudad.
Será matriz. Será arca. Será cenáculo.
El Jubileo de los Sacerdotes 2025 es un acto de amor. Una invitación a frenar. A respirar. A recordar por qué se dijo sí. Un acto de amor, pues, y no un amor abstracto o retórico, sino el amor concreto que nace en el trabajo cotidiano y florece de nuevo en el silencio del corazón.
Es una invitación a ralentizar, a dejar por fin la mochila de las responsabilidades y sentarse, por un momento, sobre las antiguas piedras de Roma como en un umbral sagrado. Es una llamada suave y austera, que susurra: ¿Recuerdas la primera mirada?

¿El primer altar? ¿Ese día en el que, delante de Dios y de los hombres, dijiste sí con todo tu ser, con todo lo que eras y con todo lo que aún no sabías que eras?
Respirar, entonces, se convierte en oración. El tiempo ya no es una carrera, sino una tregua. Una tregua con las propias fragilidades, con las expectativas incumplidas, con las preguntas que aún no tienen respuesta.
En ese tiempo suspendido, entre una liturgia y un abrazo, todo sacerdote podrá reconectar con la voz que le llamó, con la fuente de una vocación que nunca fue sólo una elección, sino un misterio recibido.
Porque el sacerdocio es como un canto antiguo que uno lleva dentro, incluso cuando el mundo calla. Y el Jubileo no es otra cosa que esto: un lugar donde ese canto puede vibrar de nuevo, claro, intacto, poderoso. Un lugar donde uno puede redescubrir la belleza de su ministerio, no como una carga, sino como un don. No como un papel, sino como una misión.

Las fechas del Jubileo están escritas en el calendario. Pero el encuentro que cambia la vida no tiene reloj: sucede en el interior.
Y los que se dejan alcanzar por esa luz volverán diferentes. Más luminosos. Más pleno. Más padre.

El programa del Jubileo de los Sacerdotes

El programa del Jubileo 2025 se abre con pasos ligeros, los de los seminaristas, que el 23 de junio llegarán a la Basílica de San Pablo Extramuros como hijos que se acercan a la casa del Padre.
Allí serán acogidos con cantos y luz, con el rezo del Rosario y un concierto dirigido por monseñor Frisina. Una víspera luminosa para los que aún caminan hacia el altar.

Al día siguiente, 24 de junio, atravesarán la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, guiados por la voz de Papa León XIV. Será su primera peregrinación oficial, hecha de catequesis y misas celebradas en las iglesias de Roma, en todas las lenguas del mundo, como semillas esparcidas por el viento.

Pero el corazón del Jubileo de los Sacerdotes comienza el 25 de junio. Es el día en que los brazos de la Iglesia Madre se abren para abrazar a los obispos y sacerdotes. En la majestuosa quietud del Brazo de Constantino, se reúnen los pastores venidos de lejos, listos para cruzar la Puerta Santa y celebrar la Eucaristía en el Altar de la Cátedra, bajo la bóveda de San Pedro, a las 10.30 horas.
Después, la tarde se vuelve íntima y coral: en las iglesias romanas, catequesis propias de la lengua y el origen, encuentros de palabra y escucha, preguntas y bendiciones. Pequeños cenáculos diseminados por las calles de Roma.

El día siguiente, jueves 26 de junio, es quizás el más denso.
A las 9:30, la Celebración Eucarística en la Basílica de San Juan de Letrán, presidida por el Cardenal Lazzaro You, ilumina el corazón de la jornada.
A continuación comienza la peregrinación. Un paso lento y silencioso hacia las cuatro Basílicas Papales.
Desde las 11:00 hasta las 18:00, entre confesiones y caminatas, los sacerdotes se convierten en peregrinos de la misericordia, portadores del perdón que cada día administran a los demás.
Y finalmente, por la tarde.
Una vigilia vocacional en la plaza de San Pedro, bajo el cielo romano, dirigida por monseñor Fisichella.

Un momento de silencio, como una habitación secreta en el corazón del tiempo.

Y llega el viernes 27 de junio. El día del Corazón.
El Sacratísimo Corazón de Jesús, una fiesta muy querida por los presbíteros, sella el Jubileo con una celebración que huele a comienzos.
En la Plaza de San Pedro, Papa León XIV presidirá la Misa y las ordenaciones presbiterales.
La Iglesia se mira en el espejo: los sacerdotes que renuevan su consagración y los jóvenes que dirán por primera vez ese sí definitivo.
Un puente de manos tendidas entre los que han caminado y los que empiezan a caminar.

Pero el Jubileo de los Sacerdotes no termina con sus fechas. No vive sólo en el programa. Vive en las miradas, en los apretones de manos, en las palabras susurradas entre los bancos, en las lágrimas compartidas ante el Sagrario.
Cada sacerdote será llamado a traer su propia historia, sus propios trabajos, sus victorias secretas, sus noches sin respuestas.
Y a cambio recibirá la fuerza del “nosotros”: esa comunión invisible que hace de tantos hombres un solo Cuerpo.
La solidaridad también forma parte del viaje: una cuota simbólica de 50 euros, no obligatoria, pero muy recomendable, ayudará a los seminaristas más pobres.
Una pequeña semilla de amor que germina en otra vida. Las inscripciones para los actos del Jubileo siguen abiertas, hasta el 20 de abril de 2025, a través de la página web oficial.
La entrada a las celebraciones es gratuita; para concelebrar, bastará con hacer una reserva en la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Papa.

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