Costumbre antigua y virtuosa, la colecta sigue siendo hoy un gesto concreto hacia la Iglesia, pero también un signo de pertenencia, caridad y amor cristiano
La colecta es el momento en que los fieles contribuyen concretamente a las necesidades de la Iglesia mediante donaciones voluntarias. Este gesto de caridad tiene un doble significado: por un lado, responde a las necesidades materiales de la Iglesia; por otro, representa una expresión tangible de amor y solidaridad hacia la comunidad. Las ofrendas recogidas durante la colecta se utilizan para el mantenimiento de la iglesia y para apoyar diversas causas caritativas.
La colecta en la iglesia es una práctica antigua y arraigada en la tradición cristiana, que continúa desempeñando un papel importante hoy en día. A través de la colecta, los fieles no solo apoyan las necesidades materiales de la Iglesia, sino que también refuerzan los lazos de comunidad y de fe, contribuyendo en la práctica a crear una comunidad de creyentes y de personas, unidas por la religión, pero también por objetivos comunes y virtuosos. Un aspecto a tener en cuenta, en una época como la nuestra, en la que parece haberse vuelto difícil incluso mantener relaciones cordiales y atentas con los vecinos. Es más, veremos cómo, a pesar de los cambios en las costumbres modernas, la sacralidad de la colecta ha permanecido intacta y permite a los cristianos ayudar a la comunidad religiosa, fortaleciendo el sentido de oración y pertenencia. En este artículo exploraremos el significado de la colecta, el uso de la bolsa para la colecta en las iglesias modernas y el ofertorio durante la Misa.

Significado de la colecta
La colecta es una práctica que consiste en la recolección de ofrendas por parte de los fieles para sostener las actividades y las necesidades de la Iglesia. Antiguamente, este término se refería a la labor de los limosneros, o sea los monjes pertenecientes a las Órdenes Mendicantes encargados de pedir limosna de puerta en puerta para mantener a sus hermanos. Debemos recordar que estas órdenes vivían exclusivamente de la generosidad de los devotos. Estas órdenes florecieron entre los siglos XIII y XV. Los hombres que ingresaban en ellas abrazaban los conceptos de humildad, obediencia y pobreza evangélica. Practicaban la predicación ambulante, desplazándose de un pueblo a otro, a menudo durmiendo al aire libre, y reivindicaban cierta independencia de la jurisdicción episcopal. Además, estaban unidos por una profunda fraternidad, que reflejaban también en su comportamiento hacia todos los que encontraban, a quienes consideraban hermanos y hermanas en Dios. De estos hombres de Iglesia proviene el término fraile, que distingue al miembro de una orden mendicante de un monje.
Las primeras y más importantes Órdenes Mendicantes fueron los Dominicos y los Franciscanos, que con su elección de fe y, sobre todo, de vida, transformaron por completo la tradición monástica. A diferencia de los monjes, que vivían recluidos en los monasterios, dedicados a la oración, el trabajo y la contemplación, los mendicantes viajaban por el mundo predicando la Palabra de Dios. Más tarde surgieron otras órdenes mendicantes, como los Frailes Menores Capuchinos, a la que perteneció también Padre Pío.

Sacerdote, fraile y monje: tres términos que confunden
A menudo tendemos a confundir los términos sacerdote, monje y fraile. Confusión legítima, ya que estas tres figuras religiosas…
El significado de la colecta, tanto ayer como hoy, radica en el acto de generosidad y de intercambio. Si en el pasado las ofrendas estaban destinadas al sustento de los frailes y a menudo consistían no en dinero, sino en bienes de consumo como alimentos, vino o ropa, con el paso del tiempo la recolección de dinero por parte de la Iglesia se ha convertido en un gesto que contribuye al mantenimiento de la parroquia, pero sobre todo en una forma mediante la cual los miembros de la comunidad colaboran voluntariamente por el bien común.
La colecta representa, por tanto, un gesto concreto hacia la Iglesia por parte de los fieles. Las ofrendas se utilizan para el mantenimiento del templo o para otras causas de interés común para la comunidad parroquial. Pero la colecta es también una expresión de caridad cristiana, un gesto de amor inspirado en el espíritu de ayuda hacia los menos afortunados. Como hemos visto, el significado original de la colecta estaba vinculado a la donación de alimentos y bienes de primera necesidad a los frailes, quienes, a su vez, a menudo entregaban lo recolectado a quienes eran aún más pobres y necesitados que ellos. Así sucede todavía hoy.

El Ofertorio durante la Misa
El Ofertorio es uno de los momentos centrales de la celebración de la Misa. Es el momento de la Liturgia en el que el sacerdote ofrece el pan y el vino a Dios. Al mismo tiempo, los fieles pueden presentar sus ofrendas, depositando pequeñas sumas de dinero en una cesta o en la bolsa para la colecta que se pasa entre los bancos por los monaguillos o por un asistente del presbítero. De esta manera, la colecta se repite como un gesto simbólico y concreto: simbólico porque se realiza precisamente cuando el sacerdote presenta los dones del pan y del vino, y concreto porque, gracias a las ofrendas recogidas, será posible realizar obras de mantenimiento en el edificio o apoyar las iniciativas parroquiales.

Bolsa para la colecta
La bolsa para la colecta es un instrumento tradicionalmente utilizado durante la recolección de las ofrendas. Puede ser una bolsa de tela, una cesta o un recipiente más moderno, según las costumbres de la iglesia. Realizar la colecta con la bolsa apropiada facilita el proceso, haciéndolo más ordenado y respetuoso. Además, el uso de la bolsa para la colecta simboliza la sacralidad del momento, subrayando la importancia de la contribución de cada fiel.
Antiguamente hecha de tela o cuero, hoy la bolsa de la colecta suele estar fabricada en skay, un material sintético e higiénico con una suavidad similar al cuero, utilizado también en la industria de los bolsos, maletas y sillones. La bolsa de skay está equipada con un soporte para un mango de madera, de modo que pueda acercarse fácilmente a los fieles de cada fila sin obligarlos a moverse.


















