Situados en dos periodos de penitencia y espera del año litúrgico, el Domingo Gaudete y el Domingo Laetare celebran la alegría de la fe y la espera esperanzada de los que creen
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Quien dijo que la religión católica no conoce momentos de alegría, sino sólo de austeridad y arrepentimiento, no la conoce en absoluto. Dejando aparte el hecho de que la vida misma del cristiano, consciente de su propio vínculo con Dios, en diálogo abierto y vivificante con Jesús, es ya en sí misma una experiencia cotidiana de alegría, existen también en el calendario litúrgico ritos y días dedicados precisamente a este estado del alma. Nos referimos al Domingo Gaudete y al Domingo Laetare.
Basta con detenerse en los adjetivos que caracterizan estas dos ocasiones para darse cuenta de que el corazón mismo de las celebraciones que se celebran en estos dos días es de naturaleza alegre y feliz. De hecho, Gaudete y Laetare son el imperativo presente pasivo respectivamente de los verbos latinos gaudere y laetere, que significan alegrarse.
Una exhortación, por tanto, a los cristianos para que abracen su fe con alegría, y no es casualidad que estos dos domingos caigan en dos períodos que se caracterizan por la suspensión, la espera, incluso la penitencia en vista de una gran, grandísima alegría. De hecho, el Domingo Gaudete es el tercer domingo de Adviento, mientras que el Domingo Laetare es el cuarto domingo de Cuaresma.
Estos dos días del calendario litúrgico dedicados a la alegría se caracterizan por una serie de elementos comunes, como las vestiduras sagradas que llevan los sacerdotes, de color rosáceo, pero también por la posibilidad de tocar el órgano durante las funciones y por los adornos florales utilizados para decorar la iglesia durante la misa.
Veamos en detalle lo que se celebra el Domingo Laetare y el Domingo Gaudete.
¿Qué significa Domingo Laetare?
Después de la reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II, el paso del latín a la lengua común para la celebración de la misa hizo que se olvidara el origen de algunos nombres y definiciones dados a determinadas fiestas y celebraciones litúrgicas.
El introito, es decir, la antífona de entrada entonada al comienzo de la Misa del cuarto domingo de Cuaresma, dice lo siguiente:
Laetare Jerusalem: et Conventum facite omnes qui diligitis eam: Gaudete cum Lætitia, qui in tristitia fuistis: ut exsultetis, et ab satiemini uberibus consolationis vestrae. Salmo: Laetatus somma nella sua quae sunt mihi dicta: in domum Domini ibimus.
Traducido al español:
Alégrate, Jerusalén, y todos ustedes los que la aman, reúnanse. Regocíjense con ella todos los que participaban de su duelo y quedarán saciados con abundancia de sus consuelos. Salmo: Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor».
He aquí el origen del nombre dado a este domingo en particular.
En la época medieval, el tercer domingo de Cuaresma coincidía con la fiesta bizantina en honor del Santo Madero de la Cruz, que a su vez tenía probablemente su origen en una antigua fiesta romana en la que se celebraba la victoria de la primavera sobre el invierno adornando la ciudad con flores, y en la bendición de la Rosa de Oro que el Papa realizaba en esta fecha en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén. De ahí las decoraciones florales y, como veremos, la elección del color litúrgico de la vestidura del celebrante.
Qué es el Domingo Gaudete
El Domingo Gaudete (Dominica Gaudete) también toma su nombre de la antífona de entrada de la misa que se celebra este día, el tercer domingo de Adviento. La frase está tomada de la Carta a los Filipenses 4,4-5:
Gaudete in Domino semper: iterum dico, gaudete. Dominus enim prope est
Traducido al español:
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! El Señor está cerca.
Los colores en la liturgia católica y su significado
Las vestiduras litúrgicas de los sacerdotes católicos durante las celebraciones religiosas…
Casulla rosa: ¿cuál es su significado?
Si nos detenemos en los colores de la liturgia católica utilizados para las vestiduras litúrgicas de los sacerdotes durante las celebraciones y en ocasiones especiales, nos damos cuenta de cómo también ellos tienen un significado simbólico preciso.
Los colores principales, codificados en el Rito Romano en 1969, son el blanco, el verde, el rojo y el morado. Pero hay ocasiones especiales en las que se utilizan otros colores para las vestiduras sagradas y el mobiliario litúrgico. El Domingo Gaudete y el Domingo Laetare son ejemplos de ello. De hecho, en esta ocasión, el sacerdote que celebra la misa lleva una casulla, o más raramente planeta, es decir, la vestidura utilizada para la celebración de la Eucaristía, de color rosa, más bien rosáceo.
He aquí, por tanto, la explicación de la casulla rosa que lleva el celebrante. Hemos visto cómo el Domingo Gaudete y el Domingo Laetere caen respectivamente durante el Adviento y durante el tiempo de Cuaresma. Tanto el Adviento como la Cuaresma son periodos de preparación, respectivamente, para la Navidad y la Pascua. Por eso se caracterizan por la penitencia, el ayuno, la meditación y la oración, todas ellas actividades necesarias para prepararse de la mejor manera posible para las dos principales festividades de la Iglesia católica: la Navidad, el nacimiento de Jesús, y la Pascua, la fiesta de Su gloriosa Resurrección. Esto nos hace comprender la elección del color rosáceo, un color alegre y vital, que se utiliza única y exclusivamente en estos dos días, situados aproximadamente en la mitad de los periodos de espera y preparación antes mencionados. Casi una invitación, una exhortación para que los fieles se comprometan un poco más, y se alegren porque pronto terminará la espera y llegará la gran fiesta que están esperando.