La gran tradición de los iconos sagrados rumanos

La gran tradición de los iconos sagrados rumanos

Los iconos sagrados rumanos derivan de la antigua tradición bizantina. Es una manera de interpretar la sagrada representación más cercana a la sensibilidad occidental en comparación con otras formas de arte del mismo género. Los colores utilizados son generalmente cálidos e intensos, los rasgos faciales muebles y humanos.

Los iconos sagrados rumanos son pintados a mano sobre tablas de madera o incluso de vidrio. La técnica utilizada normalmente es la tempera, embellecida con decoraciones elegantes de pan de oro.

Incluso hoy en día, los artesanos y pintores rumanos utilizan la edad, las normas estrictas iconografía bizantina. Cada icono es único, irrepetible, gracias al procesamiento y la pintura manual, y esta singularidad, combinada con el refinamiento de la ejecución y al profundo valor simbólico, les convierte en auténticas obras de arte. Como para los iconos rusos, los temas de los iconos son a menudo María, representada como una madre de ternura y amor, o en el contexto de la Anunciación, y Jesús como el Buen Pastor y protector. Sin embargo, hay también representaciones de la Sagrada Familia y de los santos y mártires.

Una de las representaciones típicas de María en los iconos sagrados rumanos es el de la Madre de Dios de Tolga, también conocida como ‘de la ternura’ o  ‘Jardín de la Madre de Dios’ dependiendo de la interpretación. Toma su nombre del monasterio de Tolga que se sitúa donde se encontró el antiguo icono original.

Otro tema mariano recurrente es la Madre de Dios de Korsun, que en vez toma su nombre de la ciudad rusa de Korsun, donde según la leyenda fue pintada por el evangelista San Lucas. La Virgen, vestida como una esposa de Dios, una emperatriz destinada a gobernar el mundo, pero con la

mirada triste consciente de la suerte de su hijo. Representa de cintura para arriba, con la mano levantada en un gesto de súplica, y su cabeza inclinada hacia el Hijo.

La sacralidad expresada por los iconos sagrados rumanos está exactamente a medio camino entre la iconografía occidental y oriental. La mayor humanidad de los rostros y de las proporciones hace que sea más accesible a una comprensión y fruición inmediata del objeto de arte, además del símbolo de devoción y oración.