Santa Escolástica, la hermana de San Benito de Nursia

Santa Escolástica, la hermana de San Benito de Nursia

El 10 de febrero, la Iglesia recuerda a Santa Escolástica, hermana de San Benito de Nursia, patrona de las monjas benedictinas y protectora de las puérperas. He aquí su historia de amor sororal y fe.

Se sabe que las parejas de gemelos están unidas por un profundo vínculo que parece nacer ya cuando aún están en el vientre de su madre. Incluso en parejas de gemelos heterocigóticos esta unión roza a veces la simbiosis, trasciende el tiempo y el espacio y dura durante toda la vida. Quizás también lo fue para San Benito de Nursia y su hermana gemela Santa Escolástica, que vivió a la sombra de su hermano más famoso, abrazando su Regla y convirtiéndose en su dócil instrumento y entusiasta partidaria. Protectora de las puérperas, de las monjas benedictinas y de los niños que sufren convulsiones, se celebra el 10 de febrero y es venerada como santa por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y la Iglesia anglicana.

Los Diálogos de San Gregorio Magno nos ofrecen algunas pistas sobre la vida de esta extraordinaria mujer, fundadora de la rama femenina de la Orden Benedictina. Los dos gemelos pertenecían a una familia descendiente de la antigua nobleza senatorial romana. Su madre, Condesa de Nursia, murió al darlos a luz, y su padre Eutropio, Capitán General de los romanos en la región de Nursia, quiso enviar a los dos niños de tan sólo 12 años a Roma, para acercarlos a la religión e iniciarlos en los estudios clásicos. Trastornados por la vida disoluta de la ciudad, ambos optaron sin dudarlo por retirarse en un monasterio. Para ello se separaron. Benito se convirtió en ermitaño, retirándose, como ya sabemos, primero en Subiaco y luego en Cassino. Escolástica ingresó en un monasterio cerca de Nursia, donde hizo voto de castidad y renunció a los bienes terrenales. Más tarde se unió a su hermano en Subiaco, y después de que éste fundara la Abadía de Montecassino, ella hizo construir su propio monasterio al pie del monte sobre el cual se erigía el de su hermano, a sólo 7 kilómetros de distancia. Era el monasterio de Piumarola, y aquí dio origen a la rama femenina de la Orden Benedictina, las monjas benedictinas, también ellas devotas y fieles a la Regla de San Benito.

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San Benito y Santa Escolástica

Los dos hermanos permanecieron unidos el resto de sus vidas. Aunque el camino que tomaron les obligaba a permanecer separados, a pesar de vivir en dos lugares tan cercanos, ambos se reunían una vez al año en una pequeña casa a medio camino entre sus respectivos monasterios. Aquí, Escolástica rompía su voto de silencio sólo para hablar de Dios con su gemelo y rezar con él. El último de estos encuentros tuvo lugar el 6 de febrero de 547 y, cuando su tiempo juntos estaba a punto de terminar, Escolástica, que tenía 62 años, rogó a su hermano que se quedara un poco más. Benito se negó, aduciendo como razón la Regla que le exigía volver al monasterio y a su celda, y se puso de nuevo en camino, a pesar de las lágrimas de su hermana. Pero tras recorrer una corta distancia, él y sus compañeros se vieron sorprendidos por una terrible tormenta y se vieron obligados a retroceder. Santa Escolástica confesó que había rezado intensamente a Dios para que trajera de vuelta a su hermano, y así los dos permanecieron juntos mientras fuera hacía mal tiempo. Por eso, todavía hoy se invoca a Santa Escolástica para defenderse de los rayos y para obtener la lluvia. El 10 de febrero murió Escolástica. Benito se enteró de la muerte de su hermana, tres días después de su último encuentro, gracias a una señal divina: vio una paloma blanca que se elevaba hacia el cielo y comprendió que era el alma de Escolástica que abandonaba la tierra. Fue personalmente a recoger el cuerpo de su hermana y lo depositó en la tumba que había preparado para sí mismo, para que, como habían estado juntos en el vientre materno, pudieran estar juntos en el descanso eterno.

El monasterio de Santa Escolástica en Subiaco

El monasterio de Santa Escolástica en Subiaco

Al este de Subiaco, y a 510 metros de altitud, todavía se encuentra el monasterio de Santa Escolástica, que ha sobrevivido a terremotos, invasiones antiguas y modernas, y bombardeos. Muchos ermitaños vivieron y se retiraron en oración en esta región, lo que dio a este valle el nombre de valle santo. Único monasterio de Subiaco hasta finales del siglo XII, con el nombre de Monasterio de San Silvestre, más tarde pasó a llamarse Monasterio de San Benito y Santa Escolástica, y posteriormente se dedicó sólo a la Santa. En la entrada de la estructura, compuesta por edificios pertenecientes a diferentes épocas históricas, figura la inscripción Ora et Labora. Junto a la iglesia actual, que data de 1700 y se levanta sobre las ruinas de cinco iglesias anteriores, hay un campanario del siglo XII, una época de oro para el monasterio, que en aquel tiempo fue también la primera imprenta italiana, donde se imprimieron libros de inestimable valor que enriquecieron la gran biblioteca durante siglos.