THUN Belén Jubileo 2025: cuando la fe toma forma entre las manos de los ángeles
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En el silencio de un taller alpino, entre montañas nevadas y el aroma de arcilla, nacen criaturas que hablan al corazón. Fue allí donde, hace más de setenta años, una condesa de alma generosa, Lene Thun, dio vida a un pequeño ángel de cerámica. Sin necesidad de palabras: solo un gesto, una curva, una sonrisa modelada con el tiempo. No era un simple objeto, sino un susurro de amor, una caricia dulce que atravesaría las décadas hasta llegar a nosotros. Hoy, ese soplo de eternidad se renueva con la nueva y exclusiva colección THUN Belén Jubileo 2025. En pleno Jubileo 2025, THUN da nueva luz a su tradición, dando forma a una colección de edición limitada que es mucho más que un gesto artístico: es un sello del alma, un recuerdo compartido por quienes creen en la esperanza.
Los personajes del Belén del Jubileo no hablan, pero comunican con una ternura profunda: narran viajes del espíritu, promesas silenciosas, una fe que resiste al paso del tiempo. ¿Qué mejor mensaje para el Jubileo 2025, dedicado a los Peregrinos de la Esperanza, una ocasión para que toda la humanidad se detenga y recuerde qué es lo que realmente importa, qué nos une, qué nos hace humanos?
El Jubileo es un año de gracia que se abre a mundos más profundos. Todo comienza con un gesto solemne: la apertura de la Puerta Santa. Pero el verdadero paso ocurre en otro lugar, en el corazón de cada uno, cuando elegimos conscientemente dejar atrás la oscuridad y ante nosotros se abre una ventana hacia la luz, el perdón, el renacimiento.
En el camino de 2025, millones de almas se ponen en marcha armadas solo con amor y esperanza. Y la esperanza, para florecer de verdad, necesita ser protegida, nutrida, mantenida viva en la memoria. Es aquí donde entra en escena la nueva colección de THUN: pequeñas figuras que encarnan una gran verdad. Que la fe puede habitar nuestros hogares. Que el arte puede ser vehículo de espiritualidad. Que incluso un belén puede contener el misterio de un Año Santo.
El Belén del Jubileo THUN no es solo una colección para exhibir. Es un regalo para guardar, un símbolo para transmitir, una fe para modelar, día tras día, con la misma paciencia con la que se trabaja la arcilla. Porque hay emociones que no se pueden explicar, pero sí se pueden tocar y sostener entre las manos. Y, al hacerlo, aprendemos a reconocer que hay algo sagrado incluso en el gesto más pequeño. Así es como el arte guarda el alma. Y así es como, entre las manos de quien crea y de quien contempla, la esperanza toma forma.
Un belén que acoge a la humanidad en camino
Los personajes del Belén del Jubileo THUN no son simples figuritas. Con sus rostros serenos, sus manos extendidas, sus gestos amables, abrazan a todos los peregrinos en un círculo de amor. Son la humilde Sagrada Familia que acoge cada alma cansada, las túnicas suaves de los sabios, los pasos lentos de los pastores, los ojos llenos de asombro de los niños. Son la humanidad entera en camino hacia la luz, a la sombra de esa cruz que, en el logotipo del Jubileo, se convierte en ancla de salvación.
Cada figura está modelada y pintada a mano, con ese cuidado que no se improvisa, sino que nace del respeto, de la tradición, del amor por aquello que está destinado a perdurar. Las formas redondeadas, las expresiones pacíficas, los colores suaves, hablan de una belleza desarmante, que no necesita sorprender, sino simplemente ser contemplada. En sus pequeñas manos ya guardan un recuerdo del Año Santo, un recuerdo precioso, porque, cuando ese año haya pasado y los toques solemnes se hayan desvanecido, será en el silencio del hogar donde volveremos a buscar el significado más profundo de lo que hemos vivido. Cada figura THUN será entonces un testigo silencioso, un guardián de emociones, una lámpara encendida en los días de sombra. Para los niños, será una historia por descubrir. Para los mayores, el eco de otros Jubileos. Para todos, una invitación a detenerse, a respirar, a seguir creyendo en la posibilidad de un bien más grande.

THUN: cuando el arte se convierte en caricia para el alma
En la historia de THUN, cada gesto tiene una intención, cada detalle lleva un significado. Como los Ángeles de la Guarda, que llevan inscritas en la espalda palabras ligeras como el aliento del cielo, también los personajes del belén jubilar hablan un lenguaje silencioso, hecho para quienes saben ver con los ojos del corazón. El pliegue de un manto, una sonrisa esbozada, la mirada dirigida al infinito: todo habla. La cerámica, entre las manos de los artesanos, se convierte en escritura sin palabras, poesía que toma forma, presencia sagrada en lo cotidiano. Un Dios que no alza la voz, pero se revela en los detalles más simples, en lo cotidiano, en los gestos pequeños, en los símbolos que hablan en voz baja. La colección del Belén Jubilar nace con esa misma delicadeza: pensada para perdurar en el tiempo, para habitar la memoria y acompañar la oración. Habla a los abuelos que recuerdan los Jubileos del pasado, a los padres que transmiten la fe con el ejemplo, a los niños que dan sus primeros pasos en el misterio de la esperanza.
Es un belén que atraviesa las edades de la vida, que une a las generaciones en un abrazo tierno, silencioso, universal.
Cuando la belleza se convierte en regalo: arte que cura, arte que une
THUN es belleza, pero no se detiene en la forma. Es también un compromiso concreto, una elección de responsabilidad. Desde 2022 es una Sociedad Benefit, y ha hecho de su misión artística también un acto de amor. Porque la belleza auténtica nunca es un fin en sí misma. Entra en los hospitales, llega a quienes sufren. A través de la Fundación Lene Thun, los talleres de ceramioterapia regalan sonrisas y fortaleza a los niños en tratamiento, transformando la fragilidad en color, el miedo en creación. Esta misma vocación habita también la colección del Jubileo. Cada personaje está impregnado de cuidado, de inclusión, de esperanza compartida. Es más que una figura de cerámica: es una pequeña semilla de bien, lista para florecer en el corazón de quien la acoge.