Pesebre Completo o solamente trío de la Natividad

Pesebre Completo o solamente trío de la Natividad

¿Pesebre completo o solamente la Sagrada Familia? Se acerca la Navidad y es hora de decidir. Descubramos juntos las razones de una elección.

La tradición del Pesebre tiene profundas raíces y es particularmente sentida en nuestro país. Hace poco hemos querido compartir lo que consideramos los pesebres más bonitos de Italia, recomendando posibles destinos para un viaje festivo, y siempre tratamos de dar los mejores consejos para hacer un bonito pesebre hecho en casa y con pocos materiales de recuperación, quizás completo con río y cascada.

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¿Por qué el Pesebre es tan importante y querido por los fieles? No es difícil responder a esta pregunta. El Pesebre es la representación de la Natividad de Jesucristo, creada por primera vez en la época medieval por voluntad de San Francisco de Asís.
El nacimiento de Jesús es un acontecimiento fundamental para los cristianos, uno de los misterios más solemnes para la humanidad. Cada año, en Navidad, se celebra este aniversario, renovando el amor y la devoción a Jesús que se hizo hombre para traernos la salvación eterna a todos. El Pesebre, y en particular el grupo de la Natividad, es decir María, José y el pequeño Jesús, centro y corazón del Pesebre mismo, son la representación visible y tangible de esa devoción. En todos los Pesebres, pequeños o grandes, clásicos o modernos, esas tres estatuas catalizan la atención, no solamente de quienes se detienen a mirar el Pesebre desde fuera, sino de todos los demás personajes que lo pueblan. La Sagrada Familia es el eje hacia el cual todos los demás personajes convergen, desde los pastores a sus animales, desde los músicos a los Reyes Magos, y así sucesivamente, considerando cuántos y qué personajes pueden estar en un pesebre completo.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el Pesebre y la Natividad? El Pesebre reproduce el nacimiento de Jesús con todos los personajes y lugares de la tradición; la Natividad representa solamente al grupo de la Sagrada Familia: Niño Jesús, José y María.

¿Pesebre completo o Natividad?

Aclarado esto, queda por establecer qué es más apropiado para nosotros hacer en Navidad, si crear un pesebre completo o enfocarnos sólo en la Natividad.

Antes de cualquier especulación, ciertamente debemos considerar el problema del espacio. Muchos prefieren limitarse a exhibir únicamente las estatuillas de la Natividad, tal vez hasta con el buey y el burro, porque no tienen suficiente espacio para un pesebre completo. Además de la falta de espacio, también puede intervenir la imposibilidad de crear un belén que satisfaga el gusto y las necesidades de toda la familia. Es cierto que en el mercado hay espléndidos belenes completos con todos los personajes, muchas veces incluso con sugerentes escenarios ya perfectos, con efectos de iluminación.

En definitiva, no es necesario ser un experto en bricolaje, aunque siempre resulta estimulante crear tu propio Pesebre con un poco de creatividad.

Por tanto, evitando considerar los problemas de espacio y destreza para la instalación, nos limitaremos a considerar la elección desde un punto de vista puramente emotivo y religioso.

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Para comprender esta elección debemos detenernos en lo que representa la Natividad para un cristiano. Como explicamos en un artículo anterior sobre la historia del nacimiento de Jesús en los Evangelios, durante dos mil años conocemos la Natividad representada de la siguiente manera: una cueva, un hombre, una mujer, un niño pequeño colocado en un pesebre, con solamente un buey y un burro para calentarlo en su primera noche fría en el mundo. Una historia sencilla e inmensa, en su misterio. Una historia de amor, el amor más grande del mundo. Sobre todo, la historia de una familia, un padre cariñoso y atento, que se encarga de proteger a su esposa, una madre joven completamente tendida hacia su pequeño, y Él, el Niño Jesús, luz del mundo, pero, en esa primera noche fría, simplemente un bebé aquejado por el frío, con los ojos todavía medio cerrados sobre un mundo que aún no conoce Su nombre.

En este sentido, la Natividad se convierte en el símbolo por excelencia de la Navidad, en su deseo de ser un momento de unión para la familia, de reunión para padres e hijos, para las diferentes generaciones que se encuentran festejando todos juntos.

Los personajes involucrados están todos investidos de una fuerte valencia simbólica, que se manifiesta no solamente en la actitud de las estatuas, sino también en los colores de sus ropas. Así San José, que simboliza la responsabilidad paterna, el trabajo, pero también la humildad y la modestia con que aceptó sin reservas la voluntad divina y eligió proteger a ese Niño tan especial, viste ropas oscuras y en desuso, el color de la tierra. La Virgen, en cambio, simboliza la virtud y la sacralidad de la maternidad, pero también el aflato divino de ese Niño que llevó en su vientre, y su manto azul se refiere al cielo, que es el verdadero hogar de ese Niño.

Con el tiempo, la Sagrada Familia se ha convertido en el modelo ideal al que toda familia de la Iglesia debería mirar. Los ideales y valores que encarna, el amor, la misericordia, el cariño, la protección, pero también la humildad y la confianza total en el designio de Dios, no es solamente una imagen de devoción, sino un ejemplo vivo y omnipresente para los fieles, un punto de referencia y consuelo constante incluso en las dificultades.

Pesebre completo con pastores, animales para pesebre, cabaña.

En realidad, todos los personajes del Pesebre tradicional tienen un significado simbólico más o menos evidente. Este simbolismo se enfatiza particularmente en el Pesebre napolitano, mucho más que una simple reconstrucción de la Natividad. De hecho, cada personaje, cada escena, cada detalle esconde un significado profundo que se hunde en la tradición popular. Los personajes del belén napolitano provienen no solamente de los Evangelios, sino de historias, leyendas, anécdotas, folclore.

Incluso cuando decidamos crear un Pesebre completo, nunca debemos olvidar que lo que estamos creando no es simplemente el intento de recrear una hermosa escena para celebrar el nacimiento del Niño Jesús, sino una forma de devoción única y especial.

La belleza de preparar un Pesebre tradicional es que, de año en año, se puede enriquecer, ampliar cada vez más, añadiendo personajes, o quizás escorzos arquitectónicos, casas nuevas, tiendas, rincones sugerentes. De esta manera nuestro Pesebre no es algo estático, firme, inmutable, sino una realidad que se construye y evoluciona con el tiempo.

Lo importante, ya sea que optemos por exhibir solamente las estatuas de la Natividad, o por crear un Pesebre completo, es el espíritu que pondremos en prepararlo. El Belén adquiere un valor especial, diferente para cada casa, para cada familia, pero siempre igual, fiel a sí mismo. Un mensaje de paz, armonía e incluso acogida, si queremos, porque en la cabaña donde duerme el pequeño Jesús todos son bienvenidos, todos unidos en la adoración común, en el amor común.