Estatuas sagradas de yeso, la excelencia de la artesanía italiana

Las Estatuas sagradas de yeso pertenecen a la tradición artesanal italiana desde la antigüedad. Descubramos este arte antiguo y siempre actual.

Estatuas sagradas y estatuillas de belén de yeso: un arte antiguo que ha caracterizado a Italia a lo largo de los siglos. Para quienes, como nosotros de Holyart, se dedican al arte sacro, seguir y conocer la evolución de esta particular producción artística es tan necesario como apropiado. De hecho, conscientes del valor de las estatuas sagradas de yeso en la historia de nuestro país, y queriendo ofrecer en nuestra tienda en línea únicamente productos que respeten su excelencia, queremos contar con proveedores que realicen su trabajo de forma artesanal con gran profesionalismo y atención al detalle. En un mercado saturado de objetos producidos en serie, sin personalidad, especialmente sin precisión, Holyart prefiere mantenerse en contratendencia.

Nos gusta conocer personalmente a nuestros proveedores, buscar las historias más interesantes entre ellos, que muchas veces involucran a familias enteras, generaciones de hombres y mujeres que han creído en su trabajo hasta el punto de invertir toda su existencia en él. Secretos y trucos del oficio transmitidos de padres a hijos, orgullo de una herencia ilustre, una auténtica pasión que surge de los discursos, de las miradas que se iluminan cuando se exhiben los productos. Esta es la artesanía que nos gusta, el hecho por personas con las que podemos hablar, a las que podemos sonreír, mientras nos muestran orgullosos su empresa, explicándonos paso a paso cómo se elaboran sus productos.

La tradición de las estatuas de yeso

Volviendo a las estatuas sagradas en yeso, ya en la Antigüedad Clásica los escultores romanos utilizaban yeso para reproducir obras maestras griegas. Este material excepcionalmente dúctil se utilizaba para crear calcos, gracias a los cuales se podían realizar copias.

Pero fue durante el Renacimiento cuando el deseo de muchos coleccionistas de poseer copias de obras de arte antiguas empujó a los artistas a profundizar y estudiar el procesamiento del yeso, hasta el punto de transformarlo en un arte real. El antiguo arte estatuario griego y romano se convierte así en una mina inagotable de modelos desde los cuales extraen innumerables maestros artesanos, que realizan calcos de yeso que luego se utilizan para crear réplicas de bronce. El interés por la antigüedad conduce a excavaciones e investigaciones, especialmente en Roma, y ​​los fabulosos descubrimientos que se realizan en la Ciudad Eterna contribuyen a alimentar cada vez más tanto el mercado de copias estatuarias como el procesado de yeso destinado a él.

En poco tiempo se pasa de la producción de calcos de yeso a las estatuas reales realizadas con este material, que aún hoy se conservan en museos especiales, las gipsotecas (del griego antiguo gypsos, «yeso»), o calcotecas. Aquí se guardan estatuas de yeso de artistas inmortales, como Antonio Canova, sólo por nombrar uno.

Esta producción no puede evitar convertirse con el tiempo también en arte sacro. El culto cristiano a las imágenes, aunque condena la idolatría, siempre ha fomentado el uso de imágenes y estatuas religiosas como coadyuvante de la oración y la devoción. Las estatuas sagradas de yeso y otros materiales alojadas en las iglesias llevan siglos ayudando a los fieles a encontrar una dimensión de coloquio más íntima y personal con Dios, la Virgen, los Santos, haciendo de alguna manera el objeto de su adoración visible y tangible.

En Toscana, en particular, el yeso se convierte en el material que representa la tradición histórica no sólo de las estatuas sagradas, sino también del arte del pesebre. Es aquí, particularmente en los alrededores de Bagni di Lucca, donde en 1500 nacieron los Figurinai, artesanos una vez especializados en la producción de estucos destinados a embellecer palacios nobles, que en un momento determinado comenzaron a reproducir estatuas sagradas y profanas con yeso. Fueron ellos quienes descubrieron que, utilizando el yeso, un material de bajo costo, podían producir estatuas accesibles para todos. En poco tiempo, empujados por la falta de dinero, también comenzaron a moverse y viajar para vender sus estatuas y en el siglo XIX sus movimientos los llevaron a dar a conocer su arte en todo el mundo.
La producción de estatuas sagradas de yeso y estatuillas destinadas al belén artesanal está tan arraigada en el territorio que aún hoy existen empresas artesanas que conservan y utilizan para la mayor parte de su producción moldes originales de hace 100 años, perpetuando una tradición Toscana.

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Nosotros de Holyart recurrimos a empresas como estas, para garantizar a nuestros clientes estatuas sagradas de yeso que expresen todo el valor y la excelencia de un producto artesanal, fruto de la investigación y el amor por la tradición, el cuidado y la pasión por cada aspecto de la producción, por cada detalle.

Incluso si con el tiempo se han creado nuevas técnicas de procesamiento para las estatuillas de belén y las estatuas sagradas de yeso, seguimos confiando en aquellos que han sabido combinar los nuevos sistemas con los secretos del procesamiento tradicional del yeso. Sí a la producción en masa, pero sólo si se hace con moldes de calidad y con mayor atención al detalle.

Pero veamos en detalle las distintas etapas del procesamiento de las estatuas sagradas de yeso.

Etapas del procesamiento

Los métodos para procesar el yeso para el arte sacro se transmiten de generación en generación. Los figurinai, los auténticos, guardan celosamente sus secretos, confiándolos sólo a quienes demuestran que merecen llevar a cabo este arte tan especial. No utilizan maquinaria ni equipos modernos: todo se hace estrictamente a mano, como antes. A lo sumo, se puede utilizar un compresor de aire para eliminar el polvo, algo inevitable cuando se trabaja con yeso.

Vertido

Primero, se procede a la creación de la mezcla, mezclando yeso de alabastro en polvo con agua. El yeso líquido se vierte en moldes especiales, que en el pasado estaban hechos de caucho o cola, mientras que hoy están hechos de silicona o látex. Dado que el yeso cuando se seca crea una reacción química que tira y calienta, los antiguos moldes de pegamento duraban un máximo de siete a ocho vertidos.

La fase de vertido se realiza de forma diferente según el tamaño de las estatuas. En el procesado de estatuas de medianas y grandes dimensiones, de más de 40 cm, que están vacías por dentro, se coloca el yeso en el interior del molde, que luego se gira y se vacía. Esto crea un velo en el borde del molde. Para darle a la estatua el grosor adecuado, el proceso de vertido se repite cuatro o cinco veces. Entre una fase y la siguiente, se retira el exceso de yeso. Este tipo de procesamiento, con un vertido, permite la creación de un máximo de cuatro estatuas grandes. En cambio, las estatuas que miden un metro o más se imprimen una a la vez.

En cuanto a las estatuas más pequeñas, de hasta 30 cm, como las del pesebre, que en cambio están llenas, el procedimiento es ligeramente diferente. Se llena el molde, luego se ‘bate’ para quitar las gotas de yeso sobrantes y luego se saca la estatua del molde después de veinte minutos, media hora. Se pueden producir hasta veinte estatuas pequeñas con un solo vertido.

Las grandes estatuas están reforzadas con un núcleo de hierro, que sirve para sostener y hacer menos frágiles especialmente las partes más pequeñas y sobresalientes. Las estatuas que superan el metro de altura están rellenas de yute para que sean más robustas y resistentes a los impactos.

Secado

Durante el verano, si no hay urgencia, las estatuas de yeso se dejan secar en las estanterías, al aire. Tardan quince, veinte días. De lo contrario, durante el invierno o si hay una urgencia, después de ser ‘descascaradas’ del molde, las estatuas pequeñas y grandes se introducen en el horno para el proceso de secado. De hecho, es necesario eliminar el exceso de agua del interior del yeso modelado. El horno es diferente del que se utiliza, por ejemplo, para la terracota, que es precisamente ‘cocida’. Sólo se utiliza para secar, por lo que debe mantener una temperatura baja, entre 50°-60°.
También es necesario tener cuidado al cambiar la posición de la estatua, ya que si se deja siempre en la misma posición corre el riesgo de dañarse.

Con las diferencias necesarias, y dependiendo de si están llenas o vacías, las estatuas permanecen en el horno durante unos dos días.

Limpieza

Después de secarse, las estatuas se terminan con espátulas y papel de lija. Este proceso es muy importante, porque al estar hechas a mano, sin la ayuda de maquinaria, las estatuas tienen muchas imperfecciones, son brutas. Los operadores también comprueban que el producto no muestre los pequeños orificios que dejan las burbujas de aire. Si es necesario, rellenan las imperfecciones con más yeso, luego se encargan de alisar la estatua.

Rammontatura

Algunos pequeños detalles, o partes muy sobresalientes de la estatua, no se pueden hacer directamente con el molde, porque serían demasiado frágiles y se romperían fácilmente. En este caso, la estatua se trabaja posteriormente, una vez impresa, secada y terminada, con el proceso denominado Rammontatura, una especie de remontaje. En la práctica, las piezas se ‘montan’ en la estructura principal.

Coloración

Los colores utilizados para decorar las estatuas de yeso son esmaltes al solvente, diluidos en acetona. En el pasado se utilizaban colores de cementita que se preparaba en el momento diluyendo el polvo del color deseado. Los colores se mezclan y aplican todos con pincel, a mano.
Dado que el yeso es poroso, si los colores se aplicaran directamente sobre su superficie, no fluirían. Para ello, primero se aplica una capa de imprimación, que forma una película que hace que el fondo sea uniforme y liso. En el pasado, se usaba el vinavil con el mismo propósito.

Luego se pasa a los colores, que se van aplicando uno a la vez, comenzando por los colores claros y poco a poco pasando por los más oscuros.

Una vez coloreada, la estatua se pule primero con una imprimación satinada, luego se rocía una pátina con un aerógrafo, que luego se retira con un trapo para dar el efecto de envejecimiento.

La elección del yeso

¿Por qué optar por hacer una estatua sagrada en yeso en lugar de con otro material?

Si comparamos el yeso alabastro y la resina, ambos utilizados en la producción de estatuas sagradas, veremos que existen algunas diferencias sustanciales entre los dos materiales. El yeso alabastro se produce en Roccastrada, en la provincia de Grosseto, mientras que el polvo de mármol, o carbonato de calcio, se produce en Aversa, cerca de Massa Carrara. La principal diferencia entre una estatua sagrada de resina y una estatua de yeso es que la resina puede permanecer afuera, mientras que el yeso, cuando se expone a la lluvia o nieve directa, se corroe y se desmorona. Por tanto, si buscas una estatua de exterior deberás tener en cuenta esta diferencia. A continuación, la resina se cataliza, es decir, se procesa con un proceso químico con la adición de un catalizador que la endurece, mientras que el yeso está compuesto únicamente por agua y polvo, absolutamente natural. El yeso alabastro no es perjudicial para la salud. No provoca alergias ni reacciones particulares, además el proceso de fabricación al que es sometido es totalmente artesanal y ecológico, desde las primeras etapas hasta su eliminación.

Otros materiales que se utilizan como alternativa al yeso para producir estatuas sagradas y estatuas para el belén, además de la resina, son el papel maché, el cartón prensado y, en la actualidad, el plástico.

Sagrado Corazón de Jesús Sagrado Corazón de Jesús de 80 cm de yeso nacarado con vestido blanco y rojo con bordes dorados.Estatua ealizada con gran cuidado de los detalles y pintada completamente a mano en Italia por artesanos italianos.
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Estatua Santa Rosa Mística Santa Rosa Mística de 70 cm de yeso nacarado que reza con las manos juntas y vestido blanco. Estatua ealizada con gran cuidado de los detalles y pintada completamente a mano en Italia por artesanos italianos.
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