Iconos rusos antiguos : un patrimonio de la humanidad

Iconos rusos antiguos : un patrimonio de la humanidad

Los iconos Rusos antiguos son pinturas de inestimable valor y absoluta belleza.

Revelados al mundo sólo a principios del 1900, durante una exposición en París, ganaron inmediatamente la aprobación unánime y fueron reconocidos como patrimonio cultural no sólo ruso, sino perteneciente a toda la humanidad.

Este inmenso valor y el reconocimiento mundial se deriva de la belleza artística de los antiguos iconos rusos en sí mismos, pero sobre todo desde el profundo significado simbólico y devocional de los que están impregnados.

En los Iconos rusos antiguos se encuentra el verdadero rostro de la religiosidad medieval, desprovisto de todos los adornos y las superestructuras acumuladas inevitablemente a lo largo de los siglos y en la sucesión de los diversos movimientos artísticos globales. No se trata sólo del aspecto pictórico, sino también de los materiales utilizados, de la elección de los colores, del contexto para el cual el icono se habían realizado, del mismo enfoque a la obra de arte.

La visión de Dios y de la religión de nuestros antepasados se propone en los antiguos iconos rusos con una intensidad sorprendente, tanto desde el punto de vista artístico, como desde eso humano. Generaciones enteras de pintores se inspiraron en su visión, alterando la historia del arte y decretar una verdadera revolución también en los mercados y entre los inversores en todo el mundo. Todavía el mercado de los iconos rusos antiguos sigue siendo uno de los más prósperos y buscados. Cada icono ruso auténtico debe ir acompañado de foto con pericia escrita por expertos del Ministerio de la cultura rusa y documentos de exportación.

El origen de los iconos rusos antiguos se remonta al siglo V y se refiere directamente a los retratos de María atribuidos al Apóstol Lucas, a la Síndone y otras representaciones antiguas de Jesús y de la Virgen. El término ‘icono’ proviene del ruso «икона«, del griego eikénai, ‘ser similar’, ‘aparecer’, o de eikóna, que significa «imagen».

Los iconos rusos antiguos son imágenes sagradas reproducidas en tableros habitualmente de tilio, alerce y abeto, cubiertos con varias capas de cola de conejo y yeso que después se lijaba con piel de pescado seca o papel de lija. De esta manera se obtenía superficie lisa y sin escabrosidad, llamada levkas, perfecta para acomodar pintura y doradura. Los colores eran naturales, de origen vegetal o mineral, mezclados con la yema del huevo.

Un elemento característico era el marco, una parte de la tabla en relieve que contenía la pintura en sí misma y que representaba el destacamento entre la tierra y el cielo, el plano terrestre y divino. Otra característica era la doradura de todos los detalles y un uso de colores oscuros alternando con los claros para obtener un efecto tridimensional.