Las jarras para manutergio en las ceremonias religiosas

Las jarras para manutergio en las ceremonias religiosas

El acto de lavarse ha jugado siempre un rol muy importante en las ceremonias religiosas. En el judaísmo se han propagado verdaderos baños, que se refieren al bautismo de Juan el Bautista, mientras que el Corán prescribe lavado de la cara, los brazos y los pies antes de la oración.

En el ámbito Católico, además del bautismo, a la aspersión de los fieles con agua bendita, el lavado de las manos del sacerdote ocupa un rol clave. La ablución de las manos antes del inicio de la Liturgia tiene la finalidad de purificar el sacerdote, de ponerlo en un estado de pureza ritual, para que pueda proceder a sus funciones de intermediario y portador del mensaje divino. También el lavado de las manos es esencial para permitir que toque la Eucaristía. Para este propósito en la sacristía se coloca un manutergio, una toalla de lino blanco, a menudo adornada con encajes o bordados, con la cual el sacerdote realiza la ablución de las manos antes de vestirse para la Misa. Además, al inicio del ofertorio, un manutergio más pequeño se utiliza para el ‘Lavado de las manos’ un verdadero ritual.

La presencia del manutergio en la liturgia prevé que se acompaña de una jarra que contiene el agua necesaria para el lavado y que se pueda presentar de forma adecuada también en el ámbito de la celebración.

Las jarras para manutergio son objetos de gran importancia y sacralidad. Habitualmente, la jarra para manutergio se acompaña de un cuenco en lo cual se vierta el agua y se efectúa el lavado de las manos, antes del inicio de la liturgia eucarística. El servicio también puede estar compuesto de varias piezas, como una jarra y dos platos: uno hondo sobre el cual se vierte el agua, y uno llano sobre el cual colocar la jarra después de haberla utilizada. A menudo la jarra y los accesorios están acabados con grabados y decoraciones que exaltan el brillo y la elegancia al servicio.

Habitualmente las jarras para manutergio modernas están fabricadas en latón plateado o dorado, pero también hay de otros materiales, tal como cristal y acero. En la antigüedad las jarras para manutergio podía llegar a ser objetos de inmenso valor y de exquisito acabado artístico, realizadas de oro o plata repujada o cincelada, decoradas con incrustaciones de gemas.